Mensajepor verdolaga » Mar May 15, 2012 11:17 pm
La otra noche vi un documental en canal Encuentro. Es muy bueno ese canal, en serio. A veces pasan alguno que otro bodrio, pero si tenés suerte te encontrás con perlitas bien interesantes. Por ejemplo un reportaje a Satre o una clase abierta de Lacan. O sino lo tenes al filósofo Feinmann cada vez más parecido a la abuela de Caperucita. O sino algún economista hablando bien de los gobiernos latinoamericanos que trabajan a favor de los intereses del pueblo.
El caso es que haciendo zapping me topé con un documental sobre la huelga que los mineros del cobre le hicieron al presidente chileno Allende. Se veía que era medio tendencioso para el lado del gobierno, pero estaba bueno ver las opiniones de la gente o las declaraciones de los obreros. Por ejemplo, sobre el dirigente de la huelga una voz en off decía que años después laburó para Pinochet. Todo una onda muy "bajada de línea" contra la derecha. Por otra parte, todo el tiempo cuestionando al Parlamente donde había mayoría opositora, como si esos opositores no representaran tambien al pueblo chileno.
Al final lo que realmente me hizo saltar del sillón fue el discurso de Allende ante la multitud diciendo que él les había hablado a los obreros como un hermano mayor pero que no había sido escuchado. No todos, eran una parte de los obreros, tal vez los más calificados igual que muchos empleados, que reclamaban por un reajuste que no les habían pagado. Nada para asombrarnos acá, en Argentina.
El tema es que Allende dijo muy claramente que con menos de lo que se perdía en un día de huelga se hubiera arreglado el asunto, pero que eso hubiera sido sentar un mal precedente (sic) y que él los invitaba a ser patriotas, y que ser obrero del cobre en Chile era algo así como un honor, y no me acuerdo cuántas cosas más del estilo de un típico discurso estalinista.
Nunca lo había visto a esto y me dije que lo de Pinocho fue una salvajada incalificable, pero este Allende resultó ser de una gran incompetencia. Con esa cerrazón no se puede gobernar ni un club de fútbol.
Y muchas veces me pregunto si no estaremos, de este lado de la cordillera, repitiendo esa forma de gobernar tan desde el discurso de barricada pero sin la más mínima capacidad de gestionar políticas, algo de lo que siempre se vanaglorió el peronismo, pero que hoy parece quedar de lado para volver a pelearse entre ellos o con cualquiera.