“¿Qué gana el Grupo Grassi, Vila Manzano y su operador CIMA con todo esto? Gana que durante los tres años y medio que el poder judicial demoró la solución, compró deuda que muchos acreedores vendieron al 10% de su valor y hoy puede quedarse con Vicentin por ‘chaucha y palitos’, imponiendo su mayoría (en el “cram down”) –por la deuda que compró– y perjudicando al resto de los acreedores”, sostuvo Vénica.
En diciembre del año pasado CIMA Investments S.A., propiedad de Esteban Antonio Nofal, adquirió las acreencias concursales de International Finance Corporation (IFC), Nederlandse Financierings-Maatschappij voor Ontwikkelingslanden N.V. (FMO), Natixis New York Branch, Coöperatieve Rabobank, MUFG Bank, ING Bank NV y Sumitomo Mitsui Banking (SMBC), las cuales, en conjunto, representan una suma de 447,1 millones de dólares.
CIMA es un grupo cercano a Commodities S.A., lo que implica que la propuesta presentada por la familia Grassi tiene, considerando la mayoría por capital, mayores probabilidades de obtener la victoria en el proceso de “cram down” en curso.
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