La Corte rechazó ayer la recusación de Cristina Kirchner contra Ricardo Lorenzetti, con lo que parecen achicarse los tiempos para que el tribunal resuelva si confirma, o no, la condena contra la presidenta del PJ a 6 años de prisión y la inhabilitación para ocupar cargos públicos en la causa Vialidad.
Pero en el peronismo muchos opinan que Cristina se adelantó a la Corte con el anuncio de su candidatura a diputada provincial. De fallar en su contra, automáticamente la expresidenta los acusará de proscripción política.
Cristina anunció su candidatura casi como un gesto heroico, de sacrificio personal, que únicamente apunta a asegurar un triunfo peronista en la Tercera Sección Electoral de la provincia de Buenos Aires, bastión histórico K y que por su cantidad de votantes –casi 5 millones- puede inclinar la balanza en el resultado final.
En buen romance: el PJ puede caer en las otras 7 secciones electorales, pero si cosecha una importante cantidad de sufragios en la 3.ª hasta tendría posibilidades de “ganar” en la Provincia. Al menos es lo que especulan, aunque cada vez se ven más señales de temor a una derrota.
La propia Cristina envía esas señales. El lunes habló de cómo una caída en la Provincia impactaría en el interior. Al peronismo se le vencen este año 15 bancas en el Senado (11 están ocupadas por camporistas o cristinistas de paladar negro). En la propia bancada algunos pronostican que se les avecina una catástrofe.
