quique43 escribió: ↑ Se vienen enterrando ellos solitos, no le van a poder echar la culpa a nadie.
El tremendo error es de como se hacen las cosas, van al revés, y Mamerto defraudó totalmente, la cosa la maneja ella y no le interesa otra cosa que su impunidad.
Mamerto declaraba todo distinto a lo que está haciendo, se viene enterrando solo, lo malo que con nosotros adentro.
Ellos van a forzar la máquina, pero creo que la gente no se los va a permitir, y ojo que la cosa se puede poner fea, por la insistencia de ellos a llevarse el mundo por delante. Por otro lado si la ciudadanía se lo permite nos llevan puesto e iràn haciendo lo mismo que en Venezuela, y nos sacarán la libertad, y ahi, se arma la podrída, en todo sentido.
Y la primera que va a terminar estrolada es la bruja con varios de los alcahuetes.
Están jugando con fuego, o la libertad, o la opresión, el silencio, y el totalitarismo.
En lugar de haber habilitado una política de crecimiento, vienen ahogando la inversión, y esquilmándola.
El capital es del que se lo gana, no de los sinverguenzas que hablando de igualdad se rascan el higo, queriendo vivir del que trabaja.
La cosa va para peor, lamentablemente.
Acaba de firmar el decreto Mamerto para sacar a los tres jueces, esperamos que la Corte diga que la cosa no va. Recién ahora se acuerdan que los jueces estàn mal nombrados?, después que han tenido causas, fallado, y estado en sus cargos años? etc.,
Jurídicamente no se si el argumento vale y la pregunta es, se pueden cambiar o mover a jueces que han venido en sus cargos por años, fallando, actuando, y después de un tiempo los mueven?, no tienen estabilidad?, no hay un derecho adquirido en el cargo?, no se la dan el hecho de haber convalidado en el tiempo su estadía?
Dejo abierta la pregunta, por si alguien puede contestar a éste argumento.
Nos ha tocado vivir "tiempos interesantes", como los de la maldición china. El aleteo de una mariposa en el Pacífico puede hundirnos en el cenagal K o... no sé. Los jueces de la CSJN tienen que decidir, y tienen que hacerlo con valentía. ¿Qué nos espera?
