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Deuda: los abogados de los acreedores minoristas del Gobierno ya se preparan para ir a juicio en el exterior
Pablo Giancaterino dijo a Infobae que la propuesta del ministro Martín Guzmán es una “invitación” a litigar y que el país entrará, una vez más, en una cesación de pagos
El abogado Pablo Giancaterino, que representó a muchos bonistas minoristas en la presentación de “acciones de clase” en aquel período, se prepara para un nuevo round porque cree que “el Gobierno se encamina a otro default”.
¿Para todo tipo de inversor?
- Hay dos tipos de inversores. Aquel que puede calzar la oferta en el balance de un fondo o un banco, y los inversores minoristas, que no son pocos en un volumen de deuda de casi USD 70.000 millones. Para este segundo grupo es difícil aceptar, porque no pagarle nada durante cuatro años es imposible cuando pueden obtener una sentencia favorable en un plazo mucho menor.
Y el Gobierno empezó con una convocatoria light, con un paper en el que les pidió a los acreedores que se comunicaran por mail, lo cual es insólito.
- ¿Con qué situación del pasado puede comparar esa negociación?
- Con los préstamos garantizados de Domingo Cavallo en noviembre del 2001. En aquel momento, había 42 mil millones de dólares en el mercado, producto de los canjes de los 90 y del megacanje de ese mismo año. Se hizo una propuesta de canje que estaba fuera de las condiciones de mercado, tal cual como está planteada ahora. En aquel momento se lograron mayorías en algunos bonos y en otros no. Entró casi el 50%, con diferencias en algunas series. Ahora lo mejor que le puede pasar al Gobierno es que tenga mayoría en algunas series, pero no lo va a lograr en todas. El Ministerio de Economía necesita que los grupos de bonistas se junten para llegar a las mayorías, pero eso no va a suceder.
- ¿Cuánto tiempo les llevará organizar las acciones de clase?
- En 2005 nos costó bastante, porque había que ir a ver a cada uno de los bonistas y comunicarse por correo electrónico. Todo demandaba mucho tiempo. Pero después de 2008 todo se digitalizó y se acortaron mucho los plazos. La idea es que nadie tenga que depender de ningún fondo o de un intermediario. En cuestión de meses esas mayorías pueden votar y sentarse en una mesa de negociación.
Si al acreedor extranjero le decís que va a dialogar, para él significa negociar. No entienden otra cosa. Y, además, no hay números para justificar cuál es la falta de sustentabilidad. Que lo diga el FMI tampoco es muy trascendente, porque solo quiere cobrar su propia deuda. En definitiva,
si la Argentina mantiene la estrategia actual, va a perder los juicios, pero tal vez gane tiempo.