Los datos que el Indec viene dando para el crecimiento de 2013 despertaron la alarma de todos los economistas: el primer semestre arrojó una suba del PBI de 4,9 por ciento, casi dos puntos por encima del límite que dispara el pago de 3600 millones de dólares por Cupones PBI.
El problema surge del desfasaje que las consultoras privadas observan en el crecimiento registrado por el Indec, con el que ellas calculan. Según sus cifras, la suba del PBI es menor al límite del 3,25 por ciento, por lo que se están pagando millones de preciados dólares, cuando no corresponde con la realidad.
De todos modos, economistas consultados por LPO aseguraron que la manipulación de las cifras termina trayendo un ahorro neto muy importante con respecto al pago de vencimientos de deuda al gobierno: si bien existe el riesgo de que se disparen artificialmente los cupones PBI, la subestimación de la cifra de inflación genera un descuento muy grande en la cantidades a pagar por bonos cuyo atados al CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia), la inflación oficial.
“Lo que corresponde pagar por bonos ajustados al CER es mucho más alto que el cupón PBI. Taparon el agujero por un lado y les saltó por el otro, pero se termina ahorrando igual”, aseguró a LPO Roberto Dvoskyn, economista y profesor en la Universidad de San Andrés.
De hecho, en 2012 el gobierno se salvó de pagar más de 13 mil millones de pesos a tenedores de deuda atada al CER.
Pero si bien el toqueteo oficial de las cifras del Indec puede haber significado un ahorro significativo para las cuentas nacionales, tuvo un efecto destructivo sobre la confianza en la Argentina para el sistema financiero internacional y la capacidad del país de tomar deuda en el exterior.
Desde 2007, el porcentaje de bonos atados al CER en manos de inversores extranjeros cayó drásticamente, mientras que el riesgo país se disparó: hoy el 70% de esos bonos están en manos de organismos públicos como la Anses, por lo que se transformaron en deuda interna.
Por eso, el ahorro en el pago de la deuda pasó a ser a costas del propio Estado, cuyas organismos no están cobrando la deuda que les corresponden, mientras los inversores extranjeros (la mayoría de los tenedores de cupones PBI) cobran dólares que no les corresponden.
Entre las especulaciones de los economistas, aparece la posibilidad de que el gobierno termine haciendo –una vez finalizado el año- una revisión a la baja de las cifras de crecimiento que viene dando el Indec para evitarse pagar los cupones. Además, al mantener el CER fijo, tampoco crecería el monto a pagarse por bonos ajustados por inflación.
Para el economista Marcelo Lascano, se trata de una maniobra “a la que el gobierno le va a poner unas fichas” y que “va a ir calibrando a medida que sus presunciones electorales se lo vayan dictando”. Después de una eventual derrota en octubre, la decisión sería más fácil de tomar para Cristina Kirchner y el costo político de desmentir al propio Indec ya no sería tan significante.
“En materia de malabarismo estadístico, el cambio tardío de las cifras se hace en Argentina y en todo el mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, se busca el apoyo de un académico de prestigio, pero en nuestro país, la palabra no es suficiente para generar confianza”, aseguró Lascano a LPO.
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