Mensajepor Aleajacta » Vie Abr 22, 2011 10:17 pm
Alexis, se la ve muy cuidada en las fotos. La recuerdo más rústica. No había ningún hotel, por ejemplo.
Y vas bien, era todo con turistas. A la mañana, entre las cinco y las diez, anclaban los cruceros al pie de la ciudad (foto 5 de la columna izquierda). Subían en burritos (foto 3 de la derecha), pasaban el día, volvían entre las 15 y las 17, y se iban a la próxima isla.
Ese trabajo era tomarles fotos a lomos de los burritos, revelarlas, imprimirlas en papel, ponerlas en bastidores, esperar a que bajen los turistas, ubicarlos por sus ropas en las fotos, vendérselas a 5 dólares (y regateando a menos). El problema era cuando bajaban muchos juntos. Cada día había entre 300 y 400 fotos. Para venderlas a veces subía a los botes que iban hasta las escalas de cuerda de los barcos.
Cuando terminaba, iba a la plaza del centro del pueblo (no hay foto, tal vez ya no existe así, tal vez sigue igual de sencilla). Ahí llegaban los micros con mochileros desde el puerto grande, un único barco por día, el de las cinco, que seguía a Creta. Te dije que no había hoteles. Bueno, a estos mochileros no les quedaba otra que dormir en casas de familia. A mi me pagaban los dueños de casas a los que les llevaba turistas, a través de callejuelas. El pueblito era chico, pero como un laberinto, como un zoco. No conocí ninguna ama de casa que hablara inglés. Nos entendíamos por señas y algunas pocas palabras que aprendíamos, en inglés ellas, en griego yo.
Cuando un colectivo llegaba y abría sus puertas, unos diez griegos y yo gritábamos "Do you want a room? Do you want a room?". Yo era el único que lucía turista y el que hablaba más inglés, así que me era más fácil. Mi speech completo era (muy rápido) "Do you want a room? No curfew, hot shower, in a typical Greek house, just five minutes from here."
Cinco minutos era en las afueras de la ciudad, pero bueno. Si en una casa se ocupaba el cuarto, los hacían dormir en el living; si se llenaba el living, en la terraza; si la terraza se llenaba, en la casa de la vecina. Los mochileros llegaban solos, de a dos o máximo de a tres. Les decía que me siguieran, yo iba casi corriendo, los dejaba frente a la dueña y volvía a buscar más, de otros micros o de los que deambulaban por ahí buscando hotel, desconfiados de griegos que parecían chorros y portaban cuchillos.
Conseguía unos diez, doce mochileros en promedio cada vez. Podía dormir en un montón de casas, pero prefería hacerlo en la casita del puerto de abajo, donde estaba el equipo de revelado. Además, a la mañana ayudaba a los pescadores con sus aparejos. Lo que me daban se lo regalaba a alguna ama de casa. Solo compraba algún queso de cabra o youghurt cada semana; el resto lo ahorraba.
Lo otro fue al revés, no fue para ganar minas, fue para no pensar en una. Una economista canadiense hija de griegos que andaba por ahí cuando yo también era turista. Además, necesitaba dinero, no me alcanzaba ni para el barco a Creta. Había leído un libro del lugar e iba para allá cuando la conocí. Y me quedé. Hasta que ella volvió a Atenas a tomar su avión. Y entonces me quedé más.
Decía que viajaba por los libros. En ese que te decía, un personaje con tu mismo nick sugería la acción como terapia (o lo leí mal, como hay que leer). Tu nick decía: ...trabajamos aunque no haya un patrón que al atardecer nos pague un salario....
Pero como se sabe "los poetas mienten demasiado", como dijo otro que me llevó por otros lares. Perdón por la largura off tópic. Un abrazo.