verdolaga escribió:
Perdoname, no fue mi intención plagiarte.
Un ejemplo de "transmision de pensamiento". ¿Estarán todos ustedes en la misma frecuencia mental?
Creo que tanto insistir con enfocar la mente propia y la de los demás en aspectos oscuros, tristes, lamentables, chicanas baratas, humor negro, etc. lo que provocan es insensibilización. La insensibilización propia la pagan negándose el derecho a disfrutar de lo bueno de la vida donde priman aspectos humanos y la sensibilidad ocupa un espacio fundamental. La insensibilización ajena la pagan permitiendo que los gobiernen sujetos para los cuales las ideas fuerza ajuste, reestructuración, flexibilización laboral, competitividad basada en el salario, downsizing, privatización con despidos, endeudamiento para fugar divisas y ser esclavos de los intereses y de los otros intereses de los que cobran intereses, etc. son meros tecnicismos para justificar la escandalosa inequidad característica de sistemas económicos donde el capital concentrado y generalmente trasnacional desde las sombras digita con magistral arte para someter países con la zanahoria de un progreso siempre esquivo y en el más allá como línea del horizonte al navegante, y el garrote del desempleo y la exclusión social a la vuelta de la esquina que genera dos efectos: para el insider miedo a caer al abismo social que lo lleva a aceptar cualquier empleo y remuneración y consumir lo que no necesita para pagar el derecho a pertenecer, generalmente endeudándose que a su vez lo obliga a seguir aceptando su condición impuesta, para el outsider una barrera infranqueable que determina sus límites y por lo tanto el natural acostumbramiento a vivir bajo otras condiciones con otras reglas implícitas y enfrentados. Si los límites se hacen difusos está el monopolio de la violencia en manos del Estado para asegurar el único derecho exigible que es el de propiedad, el padre de todos los demás derechos.
La insensibilidad es necesaria para adoptar al individualismo como religión, que por cierto es contra natura. Somos bichos gregarios. Los poderosos nunca se defienden individualmente ni dan la cara, sin embargo repiten como mantra las virtudes del individuo entendiéndolo como sujeto y objeto social portador de las máximas virtudes y al Estado como quien coarta sus libertades, cuando resulta tan evidente que el único límite que encuentran a su afán de fagocitarlo todo es justamente el poder político en manos del Estado. Si permitimos mediante el voto que el Estado sea abordado por esos "insensibles" los tendríamos de los dos lados. Ejemplos sobran. Hoy sufre Europa, ayer Latinoamérica, mañana ...