Mensajepor -Dow Jones- » Lun Jul 06, 2015 8:41 am
El “corralito” llegó para quedarse; parches no calman
Por: José Siaba Serrate
El “corralito” llegó para quedarse; parches no calman
Triunfó el "No". Es la única certeza. Se trata de una victoria a lo Pirro para el primer ministro, Alexis Tsipras, y el Gobierno de Syriza. Y para sus socios en la eurozona es una derrota publicitaria imposible de ocultar. ¿Qué significa el resultado del referendo para Grecia y el proyecto de la Unión Europea? La necesidad de volver a la mesa de negociación (y al tablero de diseño). La sutil diferencia es que Europa puede esperar. Grecia no puede perder ni un minuto más...
Lo mejor para entender la dinámica que viene es dejar de lado los clichés y la atribución de culpas. Triunfó el "No" por iniciativa unilateral de Tsipras a un costo que Grecia, por sí sola, no podrá afrontar. Hubo que decretar feriado bancario, imponer un "corralito", limitar extracciones y, así y todo, la liquidez remanente no alcanza para abrir los bancos mañana. Conste que no se le pagó al FMI, y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), citando las cláusulas de incumplimiento cruzado, declaró a Grecia en situación de default. Corresponde atar cabos. Durante cinco años, el BCE mantuvo a los bancos griegos abiertos pese a la huida tenaz de los depósitos. Detuvo su asistencia y hubo que cerrarlos. El BCE, por estatuto, puede prestarles a bancos ilíquidos, pero no a los insolventes. Con el default declarado por el FEEF, el banco central, aun si quisiera ayudar, tiene las manos atadas. Desde ya, el problema se arregla con un giro de 1.600 millones de euros que cancele la mora con el FMI. Pero en dos semanas vencen títulos griegos en cartera del BCE, y serán otros 3.500 millones. No pagarlos hará caer sí o sí toda la asistencia. Y la bancarrota de la banca será palpable. No hay salida, pues, sin un acuerdo rápido con Bruselas. "Se puede lograr en 24 horas", dijo el ministro Varufakis, quien hace medio año puja en la pulseada. Seamos realistas: aun con una Europa generosa y solemnes compromisos de Atenas de por medio, el "corralito" llegó para quedarse. No habrá parche improvisado que calme a los depositantes. Se requiere una pax creíble y duradera. Y antes Grecia querrá discutir una quita en el valor de sus obligaciones. Ya lo dice el refrán: "Si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar".
Tsipras quería poner la reestructuración de la deuda pública sobre la mesa de la negociación, y lo logró. Contó con un aliado valiosísimo: los EE.UU. Washington les dobló el brazo a los europeos, y el FMI le dio visibilidad al reclamo. El jueves publicó un borrador de análisis de sustentabilidad de la deuda (aún no aprobado por el Directorio) en el que reconoce, por primera vez, que se necesita un recorte del 30% del endeudamiento (junto con 52 mil millones de euros de fondos frescos a tasas concesionales en 2015-2018). Y si Europa no quiere sufrir una quita de capital, deberá extender a 20 años el período de gracia de sus préstamos (y a 40 años la amortización). Que quede claro: Grecia motu proprio podrá conseguir el default, pero necesita de Europa para obtener el dinero fresco que evite un calvario y talonee la recuperación. Vale consignar, eso sí, que la democracia de Atenas no es la única de la región. Otras naciones -frente a la disyuntiva de refinanciar a los helenos o desentenderse- también tienen el derecho a votar por el "No".
La Europa de Merkel está otra vez en la picota. "Cumplan o váyanse", era el mantra de la disciplina teutona. Grecia no cumple. Pero no quiere irse. Y tampoco, mucho menos, puede imponer sus condiciones. Grecia es apenas el 2% del PBI de la eurozona. Y aun así, su destino es relevante para el proyecto de la integración. Es el eslabón débil que puede romper una cadena. Si el default es inevitable, habrá que asumirlo. ¿Votar por el "No" es votar por la salida del euro como se dijo con imprudencia? No lo es. Ni debería traducirse así fuera de Grecia. ¿Cómo conciliar el default con la permanencia en el euro? El antecedente es Chipre 2013. Mutatis mutandis, hay que recrear un acuerdo análogo. Dos años más tarde, Chipre se ha reintegrado plenamente a la libre movilidad de capitales. Y, cabe consignar, no hay quejas de la experiencia.