Mensajepor camel281978 » Vie Abr 27, 2018 8:25 am
Como dirían los operadores ochentosos, "se alinearon los planetas para recoger el barrilete" de las Lebac. Así lo entendieron los grandes inversores internacionales. Y algo se había advertido en esta sección la semana pasada cuando se habló del riesgo de estampida. En realidad la mayoría de los grandes fondos, con una importante exposición en moneda local, tenía preparadas las valijas para mediados de año.
Uno de los deadlines era hacerlo en junio antes de la consulta de MSCI (que decretará si el mercado argentino pasa a ser emergente, dejando atrás el purgatorio de los fronterizos). Claro que frente a semejante consenso de empezar a recoger la posición en junio, la opción de hacerlo en mayo estaba latente. ¿Por qué no? se plantearon algunos. Así la ansiedad pudo más y se intensificó la dolarización de las carteras. Sobrevino entonces la reacción de la tasa de interés de largo en EE.UU. (tocando y superando el 3%) y la fortaleza del dólar (y la devaluación de las divisas emergentes). Mientras, el BCE aún no da indicios de cuándo termina el QE. A este cóctel se sumaron los ruidos domésticos con epicentro en el culebrón legislativo de las tarifas.
Pero como señalaron anoche un grupo de operadores en un palco en Nuñez, ya había mucho ruido con los índices inflacionarios del primer trimestre y las proyecciones de cómo venía abril y mayo, junto con la confusión generada por las intervenciones cambiarias del BCRA . Todo ello detonó las grandes órdenes de ventas de Lebac y el traspaso a dólar, a costa de las reservas. ¿Lo que se vio es el final? Los extranjeros tienen cerca de u$s5.000 millones en Lebac, claro que tomando un dólar a poco más de $20. Como dijo un ex gerente general del BCRA en el Alvear, "lo importante es a qué dólar se lo llevan". En buen romance, el BCRA tiene la potestad de licuar esa tenencia pero a riesgo de retroalimentar la presión sobre el dólar y encima alentar las sensibles expectativas inflacionarias.
Ahora, más allá de que quedó claro el desacierto del impuesto a la renta, por lo menos hasta que el país no terminara de normalizarse y dependiera del financiamiento externo, el BCRA se vió obligado a mover sus fichas porque fue madrugado por el mercado. Así empezó a ajustar los rendimientos de las Lebac en el mercado secundario que ayer rozaron el 29% la más corta. Se deslizó un poco el billete y la tasa tanto no gustó pero el BCRA no tiene mucho más que hacer para mantener el romance con los tenedores locales (el próximo vencimiento de Lebac supera los $687.000 millones). Con esta suba de la tasa en el secundario el BCRA cumplió, en parte, con su tediosa amenaza de que si la inflación no cedía subía la tasa. Lo cierto es que se embarró y fue la primera acción concreta desde el fatídico 28 de diciembre que el BCRA sube la tasa de las Lebac en el secundario. Así, la tasa corta superó el centro del corredor de pases. Este movimiento desplazó a varios inversores al techo del corredor. La aspiradora del Central no se detuvo e impactó en el mercado de dinero. Mucho volumen operado en Lebac, más de $47.000 millones. El BCRA vendió poco, pero le bastó para enviar la señal.
Ahora a recalibrar las apuestas señores, decía un banquero que se lo vio muy activo en el call money.