Mensajepor vaderetro » Dom Feb 19, 2012 2:25 pm
El reparto de dividendos es una cuestión de peso
Para Modigliani y Miller el valor de las empresas depende de cómo se financian y de la distribución de las ganancias
Por Juan Carlos de Pablo | LA NACION
Cuando, como consecuencia de la estatización de las AFJP, funcionarios integraron los directorios de algunas empresas privadas, primero insistieron en que éstas distribuyeran dividendos (para que la Anses tuviera fondos) y luego lo contrario (para que no aumentara la demanda de dólares), en ambos casos por consideraciones ajenas al funcionamiento de las empresas. ¿Qué importancia tiene que una empresa distribuya dividendos, o no lo haga?
Al respecto entrevisté al italiano Franco Modigliani (1918-2003), uno de los protagonistas del refinamiento inicial de la teoría keynesiana, quien hasta el último de sus días siguió siendo tan trabajador y adorablemente "tano" como cuando en 1939 llegó a Estados Unidos. "Con frecuencia ocurren hechos que me hacen desear que Franco estuviera vivo, para discutir con él. Esta es la única inmortalidad a la que los académicos pueden aspirar", dijo sobre él Paul Anthony Samuelson en 2005.
Modigliani conoció la Argentina en 1985 invitado por la Asociación Argentina de Economía Política; y al norteamericano Merton Howard Miller (1923-2000), quien explicitó los fundamentos de la moderna teoría de las finanzas de empresas. Interactuaron en el Carnegie Institute of Technology, donde Modigliani fue profesor de Miller. Ambos recibieron el premio Nobel, pero por separado (Franco en 1985, Merton en 1990; este último compartió el galardón con Harry Max Markowitz y William Forsyth Sharpe).
-¿Cuál fue la idea que ustedes pusieron en tela de juicio, a través de los denominados "teoremas Mo-Mi, Mi-Mo o MM"?
Modigliani: -Que el valor de una empresa depende de su estructura de financiamiento y de su política de dividendos. Nos ocupamos de la cuestión en un par de trabajos, que publicamos en 1958 y 1961.
Levantamos gran polvareda al sostener que, para cada nivel de riesgo, el valor de una empresa depende exclusivamente de la rentabilidad esperada en los negocios que encara, y no de si se financia con capital propio o de terceros, o su política de dividendos. Cuando a Merton le pidieron una explicación intuitiva de nuestros teoremas, dijo: "Si uno corta una pizza en ocho porciones, y no en cuatro, no tiene más pizza".
-¿Cuál es el fundamento de lo que afirman?
Miller: -Las operaciones de arbitraje. Un accionista minoritario no puede decidir la política de dividendos de la firma, pero comprando o vendiendo acciones de esa empresa puede hacer coincidir sus deseos con los de la porción mayoritaria de los accionistas.
Ejemplo: si una empresa tiene beneficios pero no distribuye dividendos, el precio de sus acciones aumentará; el accionista que desea que se distribuyan dividendos puede conseguir los mismos fondos que la empresa no distribuye, vendiendo algunas de las acciones que tiene en su poder.
-¿Se verifican en la práctica las conclusiones de los teoremas MM?
Modigliani: -Lo que mostramos fueron las condiciones para que la estructura de financiamiento y la política de dividendos resulten irrelevantes desde el punto de vista del valor de una empresa; en cada momento, en cada lugar, hay que analizar si esas condiciones se verifican. En el caso de la política de endeudamiento, la irrelevancia no se verifica cuando -como ocurre en la práctica- las empresas pueden deducir los intereses pagados, al calcular lo que tienen que abonar por impuesto a las ganancias; en el caso de la política de dividendos, la irrelevancia requiere la existencia del mercado bursátil o de capitales, para que los accionistas individuales puedan realizar las operaciones de arbitraje.
-Pero entonces de repente corresponde que los representantes del Estado argentino opinen sobre la política de dividendos.
Miller: -Sería bueno que ellos se plantearan las preguntas correctas. Por ejemplo, ¿por qué será que las empresas radicadas en la Argentina prefieren distribuir dividendos antes que reinvertir sus utilidades?
Más precisamente: ¿no tendrá esto que ver con las señales que el Poder Ejecutivo les envía a los decisores privados, quienes se sienten dueños de los autos y los departamentos que compraron, pero no de las fábricas que instalaron?
-Caballeros, muchas gracias. .