Autor intelectual y práctico de una verdadera revolución, abortada por el golpe del 62, fue sistemáticamente vilipendiado y escarnecido tanto por la derecha como por la izquierda, curiosamente, con motes como "entreguista" y "vendepatria", a los que él solía responder: "yo soy nacionalista de fines, no de medios".
Tuvo la consistencia intelectual para influir decisivamente en el pensamiento de Arturo Frondizi, nada menos, quien cambió radicalmente su concepción de los problemas nacionales a partir de la relación que forjaron en los años 50.
Verdadero autor de lo que se conoce, o desconoce, como "desarrollismo", concepción que, curiosamente, hoy invocan algunos de los que hacen exactamente lo contrario de lo que el viejo, el "Tapir", predicaba.
Mi homenaje y mi permanente recuerdo.
