Hola Estimado y demas foreros encantadores

. Le cuento una historia reciente, basada en hechos reales. Doña Rosa, una estimada y reconocida ancianita de un pueblito de seis mil habitantes, se juntaba todos los fin de semana, con su grupo de viuditas y demas cofrades, no mas de diez; pasaban tardes y noches compartiendo sus ricas tortas, cafecitos, mates y demas, entre ellas y alguno de ellos al pasar el común denominador ha sido el chinchoncito, el bingo y la canasta. Las tertulias se hacían interminables, amanecidas volvían alegremente, algunas refunfuñando y maldiciendo por lo bajo, porque no había sido una noche afortunada, cada una a su hogar.
Doña Rosa o la organizadora ocasional, terminada la velada o tarde de domingo, acomodaba el desorden, sacudía el mantel y juntaba las migajas, que iban quedando de cada partida jugada. Hasta que un dia una temible y confusa bacteria que anda por el aire rompió el equilibrio de esta pequeña sociedad pueblerina y entre ellas estos grupitos de ancianos copados se quedaron sin sus habituales juntadas. Doña estaba triste, pues extrañaba esas jornadas alegres y de gran adrenalina, pero por otro lado la ausencia de estas insignificantes jornadas atentaron contra el presupuesto mensual de esta pobre jubilada. Antonito, su nieto, estudiante universitario, de unas de esas carreras informáticas de actualidad, ante esta pequeña pero preocupante eventualidad, le proporciona a su estimada Nana, los medios necesarios para que puedan compartir nuevamente sus veladas, claro esta, esta vez, vía streaming. Entonces, una vez munidos de la tecnología eficientemente proporcionada lograron recuperar los eventos del grupo. El pequeño grupo se incrementó por decenas y luego centenas al punto tal que lograron integrar a otros grupos etarios y la autodidacta Doña Rosa, se convirtió en muy pocos días en una pequeña emprendedora que brinda entretenimiento a todo este pequeño pueblecito. Adivinen que?, ya no esta preocupada por llegar a fin de mes y muy posiblemente no quiera volver a sus antiguas tertulias.
Y en esta paradójica situación Doña Rosa y demas integrantes de esta pequeña sociedad, esperan con ansias la hora de cada encuentro virtual y como todo en la vida y la perinola. TODOS PONEN... FIN.
Saludos a todos