Bueno "boquita", vos chupa la mandarina que quieras, pero todavía ustedes van ganando por lejos. Si te causa horror eso fijate ésto, se te caen los calzones. Eso que el tuerto tuvo superavit gemelos etc., etc., (soja, petróleo, dólar alto), agarró La Yegua y fuiste, y encima la herencia que le dejó al Gato, con el tuerto la inflación al comienzo de su gobierno estaba dominada, (el trabajo sucio lo habían hecho Duhalde y Renicov), pero vino su mujer, empezó la fiesta, y hasta acá llegamos, se acabó el flan.
Opinión
Agosto 12, 2014
Perdimos 290.000 millones de dólares en una década
Los últimos tres períodos presidenciales, encabezados por el matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner, se caracterizaron, en economía, por su fervor intervencionista. Tal vez por alguna influencia keynesiana y alguna más heterodoxa todavía, el gobierno consideró desde el primer momento que era su rol domar los “espíritus animales del mercado” y, al mismo tiempo, estimular la economía con políticas fiscales y monetarias expansivas.
El problema con este modelo es que las intervenciones del gobierno en la economía, más allá de sus buenas intenciones, siempre traen consigo consecuencias indeseadas no previstas. Por ejemplo, si el gobierno quiere estimular la economía emitiendo dinero, tarde o temprano se encontrará con la inflación. Frente a la inflación, el intervencionista no verá una falla de su política sino una nueva falla del mercado que hay que solucionar con más intervenciones. Así, el gobierno procederá a imponer controles de precios (a veces llamados acuerdos) o controles a las ganancias empresarias y demás, lo que no solo no resolverá el problema sino que añadirá otros dos: por un lado, aparecerá la escasez, dado que a los precios vigentes la demanda superará la oferta y, por el otro, entrará en crisis el sector privado, puesto que los márgenes de rentabilidad se achicarán al punto de poner en juego su subsistencia.
En contextos como el anterior, se ve claramente que el éxito empresarial ya no depende tanto de la capacidad de los empresarios para poder anticipar y satisfacer las necesidades del consumidor, sino más bien de las decisiones políticas de los funcionarios. Así, es esperable que se resienta una de las variables más fundamentales para el crecimiento sostenible de un país: la inversión.