Sucedió exactamente lo que el Gobierno quería: la decisión de cancelarle la jubilación como expresidenta y la pensión como viuda de un expresidente a Cristina Kirchner atrapó la atención pública.
Pero la noticia provocó un daño colateral. Tapó un título menos efectista, pero en realidad más importante: la media sanción del Senado bonaerense para el pedido del gobernador Axel Kicillof

de restablecer un régimen especial de jubilaciones a los empleados del Banco Provincia, que otorga el 82% móvil para el cálculo de los haberes de los retirados de esa institución pública.
Porque puestos a discutir sobre jubilaciones, que Cristina haya cobrado el equivalente a 139 mínimas puede enojar, pero no aporta nada al imprescindible debate que los argentinos nos debemos sobre el tema.
Y el debate debe incluir, entre sus puntos centrales, los regímenes de excepción. Porque, como el del Banco Provincia, hay nada menos que unos 200 de ellos en el país. Y más: cerca del 40% de los beneficiarios previsionales en Argentina pertenecen a estos regímenes particulares, con haberes un 85% superiores al promedio del régimen general

, según revela un informe realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
El Gobierno, que se autopercibe fundacional en muchas cuestiones, ha dado algunas señales de que irá también por la reforma previsional. Habrá que ver si lo urgente sigue tapando lo importante.
