Hay otra Historia , la verdadera Historia , para no aceptar sin espíritu crítico y desguarnecido de conocimientos las mentiras diarias.
De 1912 a 2024
El Grito de Alcorta
Por Pedro Peretti
El 25 de junio se conmemora el 112 aniversario de lo que se conoce como Grito de Alcorta, una de las gestas más referidas, citadas y falsificadas de la historia Argentina.
La huelga comenzó en Bigand, Santa Fe, a 27 kilómetros de Alcorta, motorizada por una entente de colonos y comerciantes cuyo líder fue Luis Fontana, yrigoyenista, dueño de una barraca, al que los chacareros no podían pagar el fiado. La causa, entre otras cosas, eran los altos arrendamientos que pagaban.
La causa de la huelga fue el quantum de los arrendamientos; no hubo otra motivación más que el alto canon que debían pagar. Esa fue la chispa que incendió la pradera. Nunca estuvo en debate la reforma agraria, ni la propiedad de la tierra, eso vino después. El conflicto inicial estuvo circunscripto a la pelea subarrendadores vs arrendatarios. En el Grito de Alcorta hizo eclosión la agricultura de tres pisos, que es parecida en algunos aspectos a la de hoy.
Veamos: en 1912 el tema era así: el terrateniente alquilaba su latifundio en block a un subarrendador, y este lo subalquilaba parcelado, a los colonos arrendatarios.
Volvamos a 1912. La Argentina no fue una tierra de oportunidades fáciles ni extendidas para quienes vinieron a hacer “la América”, como lo presenta la historiografía liberal.
La mayoría se volvió tal como vino, dice Gaston Gori: “Fueron necesarios 58 años, desde 1856 a 1914 y un ingreso de 3.000.000 de inmigrantes para poder exhibir ante las naciones del mundo, poco después de la conmemoración del centenario, la existencia de 76.212 chacras sobre un territorio de 160.000.000 de hectáreas cultivables. También sabemos que solo 24.658 propietarios las trabajan personalmente.” (Gaston Gori, El Pan Nuestro 2002). Los números son elocuentes y matan el edulcorado relato de que, al que se bajó de los barcos, acá le fue bien.
El Grito de Alcorta ejemplifica con nitidez esas condiciones misérrimas que la oligarquía y los subarrendadores imponían a sus inquilinos rurales. (A tal punto, que miles de inmigrantes prefirieron volverse a Europa, aún sabiendo que estaba en guerra, antes que seguir sometidos al yugo terrateniente). El levantamiento agrario lo refleja con claridad: “Se ha producido en el sud de Santa Fe, entre los colonos, un movimiento huelguista, que por el hecho mismo de su notoria justicia es susceptible de perjudicar el crédito de Argentina como país de inmigración. Los huelguistas son los que se encuentran bajo el sistema de colonización feudal, a la rusa, que realizan los propietarios de grandes extensiones dentro del cual no cabe el hermoso concepto americano de colono propietarios, algo más que puro brazo.” (Revista Fray Mocho, julio de 1912)
La oligarquía necesitaba como el pan, los brazos de la inmigracion para poder valorizar sus campos aún incultos; tanto para el laboreo como para el tendido del ferrocarril. Por eso les preocupaba que el mundo conociera las reales condiciones de vida a la que eran sometidos los colonos. Temían que la Argentina no fuera elegida como destino para emigrar. Pensar que hoy nos quieren reescribir la historia, contándonos que en ese tiempo éramos el sexto país más poderoso del planeta. Un disparate tan desopilante y falaz como militar que la tierra es plana.
¿Y cuál era el sistema de colonización feudal a la rusa, al que hace referencia la revista? No era otro que el de tres pisos: terrateniente, subarrendador y colono arrendatario. El subarriendo fue el gambito que encontró nuestra oligarquía terrateniente para incorporar sus campos a la producción, conservando la propiedad de la tierra; y obviamente sin trabajar ellos. Vivían, como hoy, de rentas. Y como ahora, mandaban a otros a agarrar la pala. El arriendo del arriendo es un invento típicamente argento. Es la piedra angular de nuestro retraso industrial, y la base del poder terrateniente que se proyecta nítido hasta nuestros días. La figura del subarrendador es clave para entender el proceso de colonización, sin él la oligarquía no hubiese podido conservar sus latifundios.
El ex diputado socialista Enrique Dickman hace una comparación que aporta mucha luz a este debate de porqué la Argentina, habiendo partido en la misma línea de desarrollo que EE UU, Canadá, Australia o Nueva Zelandia nunca logró alcanzarlos. “Compárense las 66.000 explotaciones agrícolas argentinas del año 1910, cultivadas por arrendatarios en gran parte, con las 6.000.000 de chacras de los EEUU, de propiedad de los colonos la mayor parte de ellas.”
A partir de distribuir la tierra pública en muchas manos, se generó en EE.UU un potente mercado interno, demandante de bienes industriales y servicios, que los “obligó” a industrializarse. Por el contrario, Argentina privatizó la tierra, concentrando, en vez de repartirla con justicia. Los yankis crearon millones de farmers que generaban trabajo; en cambio nosotros empoderamos a una minúscula oligarquía parasitaria, holgazana y antinacional, que se dedicaba a tirar manteca al techo en París.
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