Mensajepor quique43 » Vie Oct 27, 2023 2:59 pm
El gobierno peroncho kk controla precios saca a su mafia a apretar comerciantes fabricantes pero resulta que la culpa es de ellos por lanzar al mercado pesos sin valor respaldo.
Lo que indigna y sorprende que insistan con lo mismo en general siempre gobiernos peronchos, ahora vienen haciendo lo mismo con el tema precios por eso falta de todo y dificultan todo.
El mundo ya vivió esas experiencias en muchos lugares y momentos, o sea aprendió, el único lugar que no aprendieron es el peronismo kirchenrista que repite errores y horrores. Ya lo hicieron con Cristiona y su mafia antes del 2015
Les dejo este comentario de como en el año 300 ya el Emperador Dioclesiano quiso controlar precios etc. para tener una idea de donde venimos y que hace ésta manga de ignorantes.
A pesar de cuanto hace que ocurrió hay similitudes con la Argentina de hoy
El Emperador año 284
El más famoso y el más extensivo intento de controlar precios y salarios ocurrió durante el reinado del Emperador Diocleciano quien, lamentablemente para sus súbditos, no fue el más atento estudioso de la historia económica griega. Dado que tanto las causas de la inflación que Diocleciano intentó controlar y los efectos de sus esfuerzos están bastante bien documentados, es un episodio que vale la pena considerar en detalle.
Poco después de su asunción al trono en el año 284, “los precios de las mercancías de todo tipo y los salarios de los trabajadores alcanzaron niveles sin precedentes”. Los registros históricos para determinar las causas de esta notable inflación son limitados. Una de las pocas fuentes contemporáneas sobrevivientes, el séptimo capítulo de De Moribus Persecutotum, echó casi toda la culpa directamente a los pies de Diocleciano. Sin embargo, ya que se conoce que el autor era un cristiano y que Diocleciano, entre otras cosas, perseguía a los cristianos, debemos tomar a este informe cum grano salis. En este ataque al Emperador nos dicen que la mayoría de los problemas económicos se debieron al vasto incremento que Diocleciano dispuso de las fuerzas armadas (hubo varias invasiones de tribus bárbaras durante este período), a su enorme programa de construcciones (reconstruyó gran parte de Nicomedia, que eligiera como su capital, en Asia Menor), a su consiguiente elevación de los impuestos y al empleo de más y más funcionarios gubernamentales y, finalmente, a su uso de mano de obra forzada para cumplir gran parte de su programa de obras públicas.
Diocleciano en su Edicto atribuyó la inflación enteramente a la “avaricia” de mercaderes y especuladores.
Diocleciano no era un hombre estúpido (de hecho, por lo que se sabe parece haber sido más inteligente que la mayoría de los emperadores); sabía por lo tanto que uno de los primeros resultados de su edicto sería una mayor retención de mercadería. Esto es, si los agricultores, comerciantes y artesanos no podían esperar recibir lo que consideraban era el precio adecuado de sus bienes no los llevarían al mercado en absoluto, sino que esperarían un cambio de la ley (o de la dinastía). Por lo tanto, dispuso que “de esa culpa tampoco será considerado libre aquel que, teniendo los bienes necesarios para alimento y uso, haya pensado después de esta disposición que deban ser retirados del mercado; ya que la penalidad (la muerte) debería ser más grave para aquél que causa necesidad que para el que hace uso de ella contrariamente a los estatutos”.
El emperador romano Diocleciano
Existía otra cláusula prescribiendo la pena usual para cualquiera que comprara un producto a un precio superior a los autorizados por la ley.
Los resultados no fueron sorprendentes y, de acuerdo con el texto del Edicto, como hemos visto, tampoco inesperados por el propio Emperador. De acuerdo con un relato contemporáneo:
... entonces se puso a regular los precios de todas las cosas vendibles. Hubo mucha sangre derramada sobre cuentas triviales e insignificantes; y la gente no llevó más provisiones al mercado, ya que no podían obtener un precio razonable por ellas y eso incrementaba la escasez tanto, que luego de que varios hubieran muerto por ella, fue dejada de lado...
No se sabe exactamente cuánto tiempo permaneció vigente el Edicto; se sabe, sin embargo, que Diocleciano, citando las presiones y las cargas de gobierno que le perjudicaban la salud, abdicó cuatro años después que el estatuto sobre salarios y precios fuera promulgado. Ciertamente se convirtió en letra muerta con la abdicación de su autor.
Menos de cuatro años después de la reforma monetaria asociada con el Edicto, el precio del oro en términos denarios había crecido 250 por ciento. Diocleciano había fracasado en su intento de engañar al pueblo y en suprimir la habilidad de éste para comprar y vender como les pareciera conveniente. El fracaso del Edicto y de la “reforma” monetaria llevaron a un retorno de la irresponsabilidad fiscal tradicional y para el año 305 el proceso de degradación de la moneda había comenzado de nuevo.