Desde el momento que nacemos nos dicen qué comprar, qué escuchar, qué estudiar...y también qué votar. No compramos un diario para escuchar algo nuevo, sino para reafirmar las ideas que ya tenemos y que vienen de casa. La democracia es una ilusión. El ciudadano normal no tiene más sensación de libertad que uno en china, o uno en EEUU que alterna entre dos partidos desde hace 200 años (¿medio raro, no?).
El ocio está considerado mala palabra, pero sin embargo es lo que más tiene un rico, y justamente porque tener tiempo libre hace pensar. Sin embargo para el obrero no hay tiempo que perder, para eso hay hasta comida rápida, no sea que hable con otros y piense.
Hoy al haber cada vez menos empleo clásico en el mundo, los obreros están desapareciendo, y como el ocio es un peligro, lo están transformando en vicio. Acá entra en juego las redes sociales, la pérdida de tiempo en Netflix, YouTube, juegos de teléfono, etc. Le idea es que estés entretenido, porque aburrirse, es pensar.
La realidad la construyen, y ahora es más fácil que antes, porque todo entra por una pantallita.