El billete dolar en las cabezotas de tipos como Fabio, opera como un fetiche.
No importa que tan caro sea tenerlos, aunque pierdan guita por tenerlos, experimentan un goce, muy sádico todo, muy psicótico.
Sacan los billetes del escondite, los miran, los huelen y los vuelve a guardar.
Después del orgasmo se lavan los calzoncillos.