solatorres escribió: ↑
Desde su punto de vista, nos vemos como una colonia desde hace setenta años...
No, no es eso. Piense un poco, deje de lado los eslóganes y se va a dar cuenta de que la cuestión es simple. Loa sucesivos gobiernos han sido incapaces de reconstruir un "Estado en forma". Esto es, con un marco institucional estable y un medio social y económico en el que los factores estén protegidos de los vaivenes del mundo exterior. Lo que Claude Bernard llamaba la constancia del "medio interior". Aquí, por el contrario, las mayores inestabilidades provienen de los actos de gobierno, con nosotros sometidos al aluvión de leyes y circunstancias en perpetuo y acelerado cambio que nuestros "dirigentes" producen. Es estúpido y suicida para cualquier sociedad la indefinición permanente, indefinición que los ocho (¿nueve?) defaults y la mayor historia inflacionaria del mundo testimonian.
De acuerdo pero:
En la economía colonial, cuando todavía no estaba aceitado el sistema fiananciero internacional, nos sacaban oro y a cambio nos mandaban curas. (Nosotros proveíamos las mulas para las minas del Alto Perú)
Luego se inventó la moneda ficticia, donde "la confianza" es el valor que asegura su precio. Entonces, si bien siguen acumulando oro brilloso y tangible, es más rentable el circuito del déficit, endeudamiento, pago, déficit, ...en papeles de colores que casualmente no son los del país emisor.
San Martín, Belgrano y cía probablemente su función dentro del AOM (el Antiguo Orden Mundial) era sacarles la teta a los gallegos para dársela a los ingleses -eje del imperio de esa época-, cosa que salió parcialmente bien, (mal pero no taaaan mal...) dejándonos en un limbo merced a las guerras de caudillos que desangraron el país por décadas. Luego que algunos se pusieran los largos y fundaran finalmente un país (Urquiza), otra clase de próceres como Roca, Sarmiento y demás prosiguieron con el plan original, que nuevamente salió bien, pero no taaan bien. Hicieron merda a los indios, se repartieron la torta entre los inútiles que apoyaron tal masacre y desde aquel momento nos siguen gobernando como la colonia que nunca dejamos de ser. Con matices claro.
Hoy el mundo es otro, pero EL HOMBRE ES EL MISMO.