Salud y Economía: medidas excepcionales para una crisis excepcional
Elegir entre uno y otro frente crítico es un dilema falso. El gobierno de Alberto Fernández tuvo reflejos rápidos para abordar con anticipación la situación sanitaria y también para responder a la devastación de la economía por una crisis global inédita. La clave pasa ahora por analizar y eventualmente revisar la intensidad, efectividad y calidad de las medidas aplicadas.
Por Alfredo Zaiat
El presidente Alberto Fernández anunció la tercera fase del aislamiento social preventivo y obligatorio con casi las mismas restricciones que las dos anteriores. Lo hizo pese a la presión asfixiante de diferentes fracciones del poder económico para flexibilizarla.
Resistió el apriete de Techint y sus satélites, fortuna que no tuvo la población de Val Seriana, de la provincia de Bérgamo, en Italia, como revela una producción del sitio de periodismo Contexto y Acción (Ctxt) .
Fechada en Roma, la crónica de la periodista Alba Sidera detalla que en la región de Lombardía, donde Tenaris es una de las principales empresas, la firma de los Rocca junto a otros conglomerados reunidos en la cámara empresaria Confindustria Bérgamo (agrupa a 1200 firmas), repudiaba la posibilidad de la cuarentena con la campaña en redes #YesWeWork y el eslogan “Bergamo non si ferma/Bergamo is running” (Bérgamo no se detiene).
Fue la zona de Italia más devastada por la Covid-19 debido a que continuó la actividad como si nada sucediera. No se declaró zona roja por presión de los empresarios y se convirtió en el área con más muertos e infectados por coronavirus por habitante de Italia.
Al 30 de marzo en Bérgamo había 8670 infectados y casi 600 muertos, cifras que se estiman bastante superiores porque existen dudas acerca de cada uno de esos registros.
Confindustria forzó al gobierno central para que la producción no se frenara. "No se pueden cerrar todas las actividades no esenciales", decían en una carta al primer ministro.
El parecido con lo que sucedió aquí esta semana es impactante. La diferencia sustancial, para los trabajadores y sus familias, fue que Alberto Fernández no se doblegó a las presiones de las corporaciones asociadas con los grandes medios de comunicación. Extendió el aislamiento social para que esa tragedia italiana,
provocada exclusivamente por la ambición económica para que no se detenga la rueda de los negocios y las ganancias, no se replique en forma dramática en el país.
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