Cerrá los ojos…
Imaginate un país con extrema pobreza, miles de personas sin casas, sin trabajo. Familias enteras tiradas en la calle. Niños y niñas pidiendo limosna. Que ya ni sueñen con poder estar en la escuela ni en las plazas. Con enfermedades en aumento, que contagien y enfermen a los tuyos y a los nuestros…
Imaginate un país casi paralizado por la violencia. Esa clase de violencia motorizada por la desesperación. Que no puedas salir de tu casa ni de día ni de noche. Que tengas que enrejar hasta el inodoro. Que no haya alarma ni medida de seguridad que alcance, porque a los desesperados ya no les calienta mucho la vida y antes que eso intentan manotear algo, sin importarles tu cadáver.
Imaginate un país devastado, sin laburo, donde nadie quiera venir porque son intolerables los paisajes de miseria. Una ciudad muerta a toda hora. Llena de ancianos sin presente ni futuro, sin dientes, sin familia, sin lugar, sin remedios, sin nada que perder y todo por ganar al dejarse morir. Con jóvenes sin proyecto, sin presente, sin futuro y quemados por el paco.
Imaginate un país donde antes que ser condenado vayas preso y antes que inocente seas culpable. Que busques justicia y no tengas para dónde ir. Que sólo queden jueces patéticos con hambre de impunidad.
Imaginate que tu trabajo sea para nadie, que tu riqueza empiece a pulverizarse y que ya no tengas cómo hacer dinero, ni siquiera dinero de tu dinero, porque la bolsa, los bancos y tus bienes están acorralados.
Imaginate un país a oscuras, intransitable, donde tengas que cambiar cien veces el rumbo, entre saqueo y saqueo, represión y muertos en la calle.
Imaginate la TV que te tranquiliza porque en la Patagonia boletearon a un par de mapuches, que te llena la cabeza de flan y te indigna con el humo de gloria deportiva al tiempo que rifan todo a tus espaldas. Que de los miles de millones de verdes que están cargándole en el lomo a tus hijos ni siquiera lleguen monedas a una fabriquita del conurbano que todavía lucha por no cerrar. Que ya ni bolsos ni bóvedas alcanzan, porque de un país no se pueden guardar sus restos cuando va quedando arrasado.
Imaginate un rejunte de mafiosos de traje, sicarios, delincuentes que matan sin conciencia de que están matando, empresarios corruptos, que nunca tuvieron patria, que se roban los recursos, tu vida, la de tus hijos y el futuro.
Imaginate un país sin derechos, sin salud, sin educación, sin seguridad, sin jubilación, sin trenes, sin universidades, sin ciencia, sin tecnología, sin industria, sin justicia, sin agua, sin nada.
Imaginate pensando para dónde salir corriendo y qué tratar de rescatar cuando los desesperados ya estén cerca de saquear tu casa.
Y si mientras te imaginás todo esto escuchás el timbre, por las dudas no abras.

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