"Viento de Cola" (Resumen)
Una búsqueda en Google revela que el término “viento de cola” entró en las discusiones sobre el
desempeño de la economía argentina a partir del año 2004. En ese entonces hacía referencia a la fuerte
recuperación de los precios de los commodities agrícolas en los mercados internacionales.
Entre junio de 2002 y junio de 2004, los precios en dólares del maíz, la soja y el trigo aumentaron 42% en momentos en que la inflación dólar era insignificante. Durante ese período, la Reserva Federal mantuvo la tasa de referencia fed funds en niveles mínimos y las tasas a largo plazo se ubicaron en niveles no vistos desde fines de la década del sesenta.
Siendo la Argentina un exportador neto de commodities agrícolas y un importador neto de capitales, esta
situación era altamente favorable para el crecimiento de su economía. Sin embargo, el país no la podía
aprovechar en toda su dimensión debido al default de 2001.
Como una fragata antigua desarbolada en combate, la economía argentina aprovechaba ese viento favorable con sólo la mitad de su velamen: La exportación de soja y derivados. La otra vela recién se izaría en 2005 con el primer arreglo con los holdouts, y sería arriada con la profundización del modelo populista y el enfrentamiento con el juez Griesa.
Dilucidar si el entorno internacional ayudó o no al desempeño de la economía argentina durante el período 2002-2012 ha sido motivo de un intenso debate. “Se nos cayó el mundo encima,” fue la excusa esgrimida muchas veces desde el kirchnerismo para justificar los pobres resultados de sus políticas
económicas.
A mediados de 2005 el economista e historiador Roberto Cortés Conde advirtió que el “viento de cola” no duraría mucho y que, si no se traducía en inversión y productividad, no generaría crecimiento económico
a largo plazo. Sus advertencias resultaron proféticas.
El viento de cola sopló con fuerza durante siete años pero en vez tomar los recaudos necesarios para cuando inevitablemente amainara, el Gobierno decidió despilfarrar los recursos extraordinarios que generaba.
Hoy, al igual que en 1951-1952 y 1975-1976,estamos pagando la factura de una fiesta irresponsable. Tuvimos tres grandes auges de precios de commodities agrícolas en los últimos setenta años y los tres terminaron de manera similar.
Colectivamente no hemos logrado transformar la experiencia en enseñanza.
Lamentablemente, todo sugiere que la extraordinaria bonanza que aún impera en los mercados financieros internacionales tampoco durará muchos más.
El efecto Trump y la decisión de la Reserva Federal de aumentar la tasa fed funds presagian un escenario de tasas más altas y un dólar más fuerte. Y en tal escenario, será aún más difícil para la sociedad argentina seguir viviendo más allá de sus posibilidades.
El que quiera entender que entienda........