En primer lugar, Cristina Kirchner, presidente, hacía parar a las tripulaciones de la empresa estatal, o sea, bajo su órbita directa,
en hoteles de su propiedad; ni siquiera hay que probar parentesco: ella es la dueña; incuestionable.
En segundo lugar, y por si no fuera suficiente, las estadías estaban fraguadas, o sea, usó la cuestión para estafar al Estado y lavar dinero.
En tercer lugar, Marcos Peña aclaró que el hotel no es propiedad de un familiar directo ni indirecto de él. Lo hizo públicamente. Será cuestión de meterle una denuncia, en todo caso y veremos si prospera.
Lo de la presidente anterior es público y está probado. Le repito, no recurrió a parientes: ella es la propietaria.
Y respecto del último punto, en la tribuna, les llevamos más de 100. Y eso lo saben los hinchas de todos los clubes.