Mensajepor Nadie » Jue Mar 12, 2015 11:40 pm
Yo opino igual.
Otorgar subsidios para que los necesitados puedan acceder a la educación me parece fundamental. Invertir en educación ha sido el motor que utilizaron los países asiáticos para ascender. Personas con mayor cultura votarán más conscientemente, tendrán mayor respeto social, podrán conseguir trabajos más calificados aquí o en otra parte del mundo, tendrán menor tolerancia a la corrupción... serán más difíciles de engañar, etcétera.
Pero para que alguien pueda estudiar primero debe estar alimentado, y en lo posible tener techo. Por ende los planes que apuntan hacia la educación para todos, hacia la alimentación de los niños carenciados hasta que lleguen a la vida adulta, y hacia el acceso a la vivienda para los estratos más pobres con pocas perspectivas de crecimiento, me parecen muy bien para que el país crezca. Y no solo para que crezca la fortuna del 1% de los más ricos del país; mientras el otro 99% anhela formar parte de ese 1% (de la misma forma con la que un canario enjaulado anhela volar hacia el cielo azul, aunque casi de seguro terminará convulsionando contra el frío metal de la jaula.) Es duro ver como muchos siguen todavía hablando de la eficiencia de los mercados, de las bondades de los efectos multiplicadores de tal o cual variable económica... Cuando en verdad lo único que hacen es ignorar las evidencias que la actualidad y la historia les presentan; y justificar a los hombres y empresas que pueden manipular los mercados y no necesitan ningún tipo de progreso, sino lo contrario.
Lo que sucede en nuestro país es que se está yerrándo en la aplicación de los planes actuales que apuntan a esos tres pilares. Dicho esto creo que no debe ponerse en duda el provecho de la existencia de dichos planes solo porque no nos benefician -al menos de forma directa, sino abogar por una buena implementación de los mismos. Y más aún, abogar porque estos se extiendan más allá de la duración de uno o dos gobiernos, ya que para que sean efectivos deben superar como mínimo las dos décadas.