Mensajepor quique43 » Jue Dic 18, 2014 6:29 pm
El gobierno cree que los recursos crecen de un repollo, -no sòlo èste-, la pèsima asignaciòn de los recursos es una constante en el paìs, se financian subsidios inexplicables, foot ball para algunos, y decenas de casos, que hacen que la presiòn impositiva sea intolerable, con una asignaciòn racional, podrìan bajarse impuestos, que beneficiarìan la competitividad del paìs. Lo màs fàcil para los gobiernos es crear impuestos, o cargas de distintos tipos, como el pago a los presos, a los travestis, subsidios a los pudientes etc.
Impuestos en los combustibles.( El inversor online 22/04/2014).
En Brasil, el importe de la Super al consumidor final es de 208 dólares (el valor a la salida de refinería es de US$ 133) y la presión fiscal del Estado es del 36 por ciento. Mientras que en Chile, el precio final es de 203 dólares (US$ 126 antes de impuestos) y los impuestos llegan hasta el 38%. Al norte del continente, en EE.UU., el precio al público de la Super es US$ 148 y la carga fiscal no supera el 11 por ciento.
En el caso del gasoil, la situación es similar. En la Argentina, el valor en surtidores del diesel grado 2 ronda los 194 dólares por barril, con un porcentaje de impuestos del 38 por ciento. En Brasil (21%), Chile (24%) y EE.UU. (12%), la participación de la carga fiscal es mucho más baja.
“La carga fiscal en Argentina es 41 dólares por barril mayor al promedio del resto, tanto en naftas como en gasoil”, señalaron desde una petrolera.
Frente a este escenario, algunos actores de la industria propusieron al Gobierno reducir parcialmente el costo impositivo que rige para el sector o al menos, redireccionar lo recaudado por el Estado hacia algunas obras estratégicas de infraestructura. El propio Galuccio le presentó jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y al ministro de Economía, Axel Kicillof, un paper en esa dirección.
En rigor, los impuestos que gravan la venta de derivados del petróleo son cuatro:
1) El Impuesto sobre la transferencia o importación de naftas y gas natural destinado a GNC, sancionado por la Ley 26.181, que creó un Fideicomiso de Infraestructura Hídrica que -en teoría- tiene afectación específica al desarrollo de proyectos, obras, mantenimiento y servicios de infraestructura hídrica para mitigar inundaciones y protección de infraestructura vial y ferroviaria. La alícuota del impuestos es del 5% para naftas y 9% para gas natural (impuesto fijo mínimo de $0,05 por litro o metro cúbico, según corresponda).
2) El Impuesto sobre el Gasoil y el Gas Licuado para uso automotor (Ley N° 26.028), que estableció un Fideicomiso que conforma el Sistema de Infraestructura del Transporte (SIT), vinculado a obras viales. Su alícuota es del 22 por ciento.
3) El Impuesto al Valor Agregado (IVA), que grava con un 21% el precio de los combustibles. De lo recaudado, un 11% se destina a la ANSES y el 89% restante a la coparticipación entre la Nación y las Provincias
4) El Impuesto sobre los Combustibles Líquidos y Gas Natural (ex ITC), establecido por la Ley 23.966. El 21% de la recaudado se transfiere a la ANSES y el 79% restante a los siguientes destinos: 29% al Tesoro Nacional; 29% a las Provincias (60% por acreditación a las cuentas de los organismos de vialidad provinciales, 30% a las provincias con afectación a obras de infraestructura de energía eléctrica y/u obras públicas y el 10% restantes al fondo especial de desarrollo eléctrico del interior) y el 42% al Fondo Nacional de la Vivienda. La alícuota varía para cada combustible: naftas (62%-70%); gasolina natural, solvente y aguarrás, 62%; gasoil, diesel oil, y kerosene, 19%. Existe, a su vez, un impuesto fijo mínimo de $0,15 por unidad de medida para el gasoil, diesel y kerosene y de $ 0,5375 para el resto de los combustibles.