Opinión
Lo mejor del 2014 ya pasó
29 de julio 2014
Fausto Spotorno
La primera mitad del año no fue fácil para la economía. La actividad económica cayó 0,9% según el IGA-OJF, el tipo de cambió se devaluó 25% y la inflación a junio llegó al 41,4% anual de acuerdo a OJF y según la Ciudad de Buenos Aires fue de 40,2%.
Segundo semestre
Sin embargo, el segundo semestre presentará aún más desafíos. En primer lugar, los salarios que no pudieron ser ajustados a la inflación durante las paritarias continuarán deteriorándose, las necesidades fiscales serán mucho mayores en la segunda mitad del año y por ello, la emisión monetaria también lo será. Por el contrario, el segundo semestre suele haber menos dólares, porque se importa más energía y se exporta menos.
Así las presiones sobre el tipo de cambio, las reservas, la inflación y las tasas de interés serán mayores. En este contexto, no hay razones para esperar una recuperación económica en la segunda parte del año, incluso lo más probable es que las condiciones actuales se profundicen.
El primer semestre empezó con una devaluación del tipo de cambio del 23% a finales de enero. En el mismo mes, el BCRA aceleró el ritmo de colocación de letras, provocando una suba de la tasa de interés que pagan dichos instrumentos de 16% a casi 29% en tan sólo 3 semanas. La contrapartida de este proceso fue una desaceleración en el crecimiento de la cantidad de dinero y una reducción de la brecha cambiaria (entre el dólar oficial y el paralelo). En efecto, la base monetaria que crecía a un ritmo de 40% anual en junio de 2013 hoy muestra una expansión del 19%.
De Manual
Sin embargo, esto no puede sostenerse por mucho tiempo.
Cuando el BCRA emite pesos que no son demandados aumenta la presión inflacionaria, pero cuando emite letras y notas aumentan los pagos de intereses que deberá hacer esta institución en el futuro.Dichos intereses probablemente deban pagarse con emisión monetaria futura.´
Esto es lo que se llama el
déficit “cuasi fiscal” que en el fondo es una forma de dilatar emisión monetaria con punitorios.
Detrás de este proceso, está el déficit fiscal que fuerza al BCRA a emitir dinero para financiar al Estado. En el segundo semestre, las necesidades financieras del Tesoro serán aún mayores.
En los primeros 5 meses del año el déficit fiscal se duplicó respecto al 2013, aún así la mayor parte del déficit fiscal se producirá en la segunda mitad del año, exigiéndole al BCRA una emisión de más de $100.000 millones.
Es por eso que en la segunda parte del año la presión sobre el tipo de cambio y las tasa de interés será mayor.
La suba de tasas de interés, si bien redujo la presión sobre el dólar, también potenció la mala performance de la economía por el incremento en el costo del crédito. Inicialmente, para el 2014 se esperaba una economía estancada. Dicho pronóstico se basaba en una mejora en el segundo trimestre impulsada por el aumento en la cosecha gruesa.
Sin embargo, esto no se dio. De hecho, el segundo trimestre terminó mostrando una caída del 1,5%.
Hubo al menos tres factores que explicaron esta diferencia.
En primer lugar, la caída de la producción industrial, liderada por la venta de autos es peor de lo esperada, no sólo por las condiciones locales, sino también porque la industria brasileña está sufriendo fuertes bajas, con caídas del orden del 5% anual.
En segundo lugar, la cosecha de soja si bien es mayor que la del año pasado se ha retrasado por cuestiones climáticas y como resultado se obtuvo un grano de peor calidad, afectando a las industrias vinculadas.
En tercer lugar el sector financiero que había mostrado un fuerte crecimiento hasta febrero se ha desacelerado más rápido de lo previsto debido a la suba de tasas. En este contexto, las tasas máximas aplicadas al consumo no ayudarán.
En la segunda parte del año, difícilmente haya una recuperación de la actividad económica. Por un lado, porque
el salario real ya es negativo y empeorará a medida que pasen los meses.
Adicionalmente, la elevada emisión monetaria esperada para el segundo semestre puede llevar a mayor tasa de interés y/o mayor devaluación e inflación.
A esto se le suma que el empleo empieza a dar señales de deterioro. Con lo cual, la demanda será más débil en los próximos meses.
En este contexto es de esperar que el año termine con una caída de la actividad económica del
1,5% y con una inflación en torno al
40%, con un déficit fiscal de casi
4% del PIB
y una superávit comercial que a pesar de la recesión bajaría a U$S 7.000 millones, frente a los casi U$S10.000 millones del 2013.
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Clarísimo