Mensajepor chango salteño » Jue Sep 13, 2012 11:57 am
Mi Opinión
Años atrás en un reportaje realizado a quien fuera ministro de economía del ex presidente de facto Juan Carlos Onganía, el Dr. Adalbert Krieger Vasena, respondió refiriéndose a este, que
El problema de los presidentes es que “se enamoran de sus propios instrumentos” no permitiendo a sus ministros tomar medidas correctivas, cuando advierten que el rumbo tomado no es el correcto”
A lo cual agregaría que como todos sabemos es muy difícil hacer reflexionar a un enamorado cuando este pierde capacidad de análisis para evaluar y estimar correctamente si es o no conveniente continuar, detener, modificar o eliminar el estado de cosas que lo rodea y a quienes lo acompañan, debiendo convivir con sus decisiones.
Ello puede explicar en parte o en todo el cambio brusco realizado al comienzo de este segundo período cuando se dijo que era el tiempo de la “Sintonía Fina” lo cual parecía atinado, “afinar las notas que desentonaban”, empañando el camino recorrido con éxito en los primeros años de gestión en los cuales si bien es cierto que existieron yerros principalmente en los sectores ganadero, energético y el de servicios públicos en la gran mayoría, encontramos crecimiento con creación de empleos, inversión en nuevos emprendimientos, ampliación y modernización en las plantas fabriles ya existentes, refacción, ampliación e incremento elevado de la construcción de nuevas viviendas, gran crecimiento y renovación de modelos del parque automotor, inversión de empresas extranjeras de los rubros electrodomésticos, sobre todo en línea blanca, afianzándose textiles y calzado, y gran expansión en el agroindustrial, a punto tal de habernos convertido en el segundo productor mundial de Biodiesel, alta capitalización de los bancos argentinos que no recuerdo tuvieran en muchos años, tipo de cambio alto estimulando el crecimiento y desalentando las importaciones.
Mientras esta melodía endulzaba nuestros oídos por el tan difundido efecto derrame, las notas disonantes continuaron su disfonía sin ser escuchadas, tal vez por ¿terquedad? en mantener frisados sectores demandantes de grandes subsidios para continuar funcionando, insumiendo mayores erogaciones innecesariamente hasta convertirse en la pesada carga para el estado nacional y para todos nosotros que terminamos pagando la fiesta del subsidio a “Casinos, Salas de Juegos, Hipódromos, Clubes de Futbol, Saunas, Salas de Recreación, Cines, Teatros, Restaurantes, Hoteles *****, Barrios Privados de los más encumbrados como Puerto Madero, Barrio Parque y tantos más, Bancos, Grupos Financieros, que como dijo la Sra. Presidenta nunca ganaron tanto dinero como en estos años. ¿Entonces para que subsidiarlos? Será “Debido” a ese “ENAMORAMIENTO” con los sectores de menores recursos, “nosotros” la clase burra porque ya dejamos de ser clase media, que finalmente lo que no abonamos en nuestras facturas de servicios lo abonamos con el impuesto más regresivo que puede sufrir una sociedad, aumento de precios internos a una tasa mucho mayor que la tasa de ajuste del tipo de cambio que paradójicamente a ninguno de los enumerados les hace mella, pero si nos hace a quienes teóricamente somos los protegidos.
Solo ese enamoramiento justifica tanta tozudez para no modificar estas variables y llevarnos al “callejón sin salida ordenada en el cual nos encontramos” obligándonos a acompañarlo sin consultarnos previamente.
Así arribamos a este presente, donde los unos y otros pretenden hacernos tomar partido en uno y otro sentido como muchos ya lo hicieron, pero aún quedamos nosotros, “los que libremente y sin contaminarnos” pensamos, discernimos y evaluamos, concluyendo que las fortalezas mencionadas existen, algunas ya perdidas,, como así también las debilidades, algunas más profundas y notorias, y como broche de oro final nos encontramos con la iniciativa de que nuestros jóvenes tengan el derecho (obligación) a votar a los 16 años, tema que como de costumbre genera polémicas entre dirigentes políticos, atribuyéndose la potestad de decidir por !!!ELLOS!!! cuando en realidad deberían convocarlos a que expresen democráticamente en un plebiscito vinculante sin desean PARTICIPAR O NO DEL ACTO ELECCIONARIO, reafirmando la plena vigencia de las libertades individuales y los derechos fundamentales de los seres humanos a través de un estado de derecho. (Ver Comisión Interamericana de Derechos Humanos en octubre de 2000, en el 108 período ordinario)
Y como diría un periodista de estos días mientras los unos y los otros arriman aguas a sus molinos, nosotros miramos perplejos como el canciller prepara una fiesta cruzando el charco para 300 invitados según noticias del ambiente, mientras nosotros nos conformamos con mirar el charco desde la terraza del Plaza, que ya ni el nombre original pudo conservar, ya que ahora es el Marriot Plaza y no Plaza a secas. Como dice doña Mercedes “Cambia, todo cambia”