Mensajepor Josef » Mar Mar 27, 2012 2:26 pm
Martes 27 de Marzo de 2012
Hay señales de recesión
Por: Juan Luis Bour
Hay indicios de que la economía puede estar entrando en recesión. Los datos son claros en industria ya que el IPI (índice de FIEL que cumplió poco más de 20 años de existencia) revela que a fines del tercer trimestre del año pasado el sector manufacturero entró en recesión, es decir que se cumplieron las condiciones que marcan el inicio de un ciclo descendente (desaceleración de la variación anual suavizada, corte de la tendencia de largo plazo y caídas consecutivas de la serie).
Otros indicios de la existencia de un punto de giro surgen de la marcada desaceleración en la construcción, donde el ISAC (índice del sector elaborado por INDEC) ajustado por estacionalidad se mantiene estable en los últimos 5 meses. El empleo en el sector suele anticipar el ciclo; corregido por estacionalidad tocó un máximo en noviembre y cayó en diciembre. Las empresas que realizan obras públicas no prevén incrementos de ocupación, y sólo se presenta una débil perspectiva positiva entre empresas que realizan obras privadas. Cabe observar que con la contracción en las ventas del sector inmobiliario en los últimos dos meses -en parte imputable a las restricciones en la operatoria de cambios- anticipa una declinación en un futuro no muy lejano de la construcción de unidades multifamiliares.
Contracción
Existen indicadores que apuntan en la misma dirección de una desaceleración o directamente contracción de otras actividades, en el sector comercio (ventas a precios constantes en centros de compras), en turismo (caída en la entrada de turistas a una tasa promedio del 5,7% anual desde la segunda mitad del año pasado), pasando por la caída de los índices de confianza del consumidor y la marcada baja en la demanda laboral (con el índice de la UTDT en su mínimo en una década). Aun dejando de lado el impacto de la menor actividad agrícola producto de la sequía, diversos indicadores agregados (coincidente, líder) dan señales de debilidad aunque todavía no permiten fechar en forma precisa el inicio de un ciclo contractivo agregado de la actividad (es decir, del PBI). Estimaciones de FIEL sugieren que el cuarto trimestre del año pasado dejó un modesto «arrastre» estadístico del 1,7% para 2012, por lo que las proyecciones para todo el año están siendo revisadas a la baja con un techo próximo al 3%.
Sin embargo, es probable que estemos descuidando un indicador que nos anticipa un sendero aún más débil para la actividad: la evolución de las importaciones -desde hace varios meses- está reflejando mucho menos las restricciones administrativas (el «éxito del control») cuanto la propia dinámica de la economía («el fracaso en mantener cebada la bomba»).
En efecto, la desaceleración de las compras externas ha sido brusca en todos los capítulos, pero en particular en bienes intermedios (sólo 1% de expansión en el primer bimestre de 2012) y bienes de capital (2% de crecimiento), según consta en el cuadro adjunto. Los datos mensuales son más reveladores aún. Las compras de bienes intermedios crecían al 30% mensual en la primera mitad de 2011, sólo lo hicieron al 3% anual en el último bimestre del año pasado, y cayeron 3.7% anual en febrero. En bienes de capital se pasó de un promedio de crecimiento en el primer semestre de 2011 del 36% a un aumento casi nulo en el último bimestre (1% anual), y al desplome del 19% en las importaciones de febrero.
Es notorio que las restricciones a las importaciones ya venían jugando algún rol durante 2011, y en particular ello era observable en bienes de consumo. En términos agregados las compras de estos bienes habían crecido a altas tasas hasta mediados de 2011 (28% en el primer semestre), para desacelerarse en los últimos meses (5% de crecimiento en el último bimestre) y caer en febrero casi un 6% anual. Las restricciones a estos bienes se hicieron notorias en los bienes durables -desde artículos eléctricos a no eléctricos para el hogar- que cayeron un 28,5% en el primer bimestre de 2012, y en alimentos para el hogar (declinaron un 1,6% en estos primeros dos meses del año). El margen para limitar aún más la compra de bienes durables para consumo es hoy despreciable: estas importaciones representan actualmente un 0,87% del total, equivalentes a poco más de 600 millones de dólares anuales. De allí que para lograr algún impacto sobre el balance comercial los afanes controladores se hayan generalizado, y que parte de lo que estemos observando en las importaciones de este primer bimestre de 2012 sea una combinación de recesión que viene de 2011, con otra porción -menor por el momento- de recesión inducida por los propios controles.
En este escenario que promete un cerrojo creciente sobre todas las importaciones, los impulsos fiscales y monetarios -déficit creciente financiado con emisión monetaria sin restricciones- no tendrán mucho efecto sobre la actividad y derivarán probablemente en resultados conocidos: aumento de la longitud de las colas para obtener productos que escasean y aceleración de la tasa de inflación -sólo limitada por la propia recesión-. La naturaleza de la recesión que observamos es bien diferente a la que se registró en la economía americana entre 2008 y 2009, y por lo tanto el shock monetario que -vía la virtual abolición de las funciones del Banco Central a partir de la reforma de su carta orgánica- implica volcar más pesos en la economía para financiar cualquier nivel de déficit fiscal, no tendrá los efectos reactivantes proclamados. A menos que la suerte en los mercados mundiales vuelva a ponerse de nuestro lado, tendremos todo nuestro pasado por delante.