Mensajepor quique43 » Mar Mar 24, 2015 2:22 pm
El gobierno kichnerista se ha destacado por aumentar la contidad de villas de emergencia, generar gente mal educada permitiendo todo tipo de atentado a los bienes pùblicos y su destrucciòn, en la educaciòn reducir la exigencia a los estudiantes aprobando a cualquiera, cuestiòn que no repita el año, aunque no sepa. Ni que hablar del aumento de la droga, los barras bravas etc.
El ùltimo tramo kichnerista, es lavarle la cabeza a los jòvenes con ideales, mentirles, e incorporarlos a su tropa con sueldo importantes cuestiòn de ganar su confianza y su presencia, para convalidar su poder.
Es tan importante el grado de destrucciòn y engaño en el perìodo kichnerista, que sin duda merecen ir presos, no sòlo por ser ladrones, sino por dañar sin lìmites el tejido social y a todo el paìs.
Continuaciòn de Alieto Guadagni.
Las naciones emergentes que hoy irrumpen en el escenario internacional tienen una característica común: todas han realizado grandes progresos en sus universidades, mejorando no solamente su nivel académico sino también el acceso, particularmente de sectores medios y bajos tradicionalmente postergados. No es alentador observar que, según Unesco, estamos quedando rezagados en lo que se refiere a la graduación universitaria, ya que apenas se gradúa el 14 por ciento de los jóvenes, por debajo de México (19%), Brasil (19%) y Chile (15%). Pero además nuestra matricula esta anclada en el pasado, con muy poca graduación (apenas 14 por ciento) en las disciplinas científicas y tecnológicas que esta demandando el siglo XXI.
No es nada fácil para un país en desarrollo progresar económicamente sin prestar atención al nivel educativo de su población. La acumulación de capital humano bien capacitado, particularmente en las áreas científicas y tecnológicas es hoy un requisito esencial para fortalecer el proceso de inversión productiva.
Si una nación emergente quiere superar la etapa primaria productiva, caracterizada por bajos salarios y la simple exportación de materias primas minerales o agrícolas con escaso nivel de valor agregado por la industrialización, tiene que apuntar a mejorar el nivel de conocimientos de su fuerza laboral, o sea tiene que invertir en acumular capital en sus propios recursos humanos. Esto está siendo bien entendido en Brasil, donde se esta implementando el ambicioso programa Ciencia sin Frontera, cuya meta hacia el año 2015 es tener nada menos que 100.000 graduados universitarios estudiando en las mejores universidades del mundo.
El gobierno brasileño ha definido las siguientes áreas prioritarias para este masivo programa de becas: biotecnología, ciencia oceánica e ingeniería de hidrocarburos. Esta elección de áreas del conocimiento no es arbitraria ya que apunta directamente a sectores productivos de gran potencial en Brasil. El costo de este programa se ubica, según informa The Economist, en alrededor de 1700 millones de dólares, de los cuales la cuarta parte será aportada por empresas y el resto por el gobierno.
Este programa ya esta en plena ejecución: las universidades norteamericanas recibirán 20.000 estudiantes, las del Reino Unido, Alemania, Francia e Italia recibirán entre 6000 y 10.000 cada una. Para apreciar la gran importancia de esta iniciativa de la Presidenta Dilma Rouseff tengamos en cuenta que hasta ahora no eran muchos los estudiantes brasileños en universidades extranjeras (por ejemplo apenas 9000 en los Estados Unidos).
Recordemos que hace varias décadas Brasil tuvo que acudir a profesionales extranjeros para encarar la exploración petrolera, la investigación agropecuaria y la industria aeronáutica; en estas áreas Brasil es hoy nación líder. Claro que para avanzar en la capacitación altamente profesional de los postgrado primero hay que avanzar en los niveles propios del grado universitario; vale aquí una comparación entre Brasil y Argentina.