Mensajepor chango salteño » Mar Jun 21, 2011 1:33 pm
Hubo un día en que la extinción de una vida dio paso a otra vida, ello fue posible por lo que representó para nosotros la pérdida de Don Raúl Alfonsín. Por un instante los argentinos recobramos la conciencia de lo que representa ser una persona de bien, más allá de toda valoración sobre su gestión presidencial, ya que todos y cada uno de nosotros tanto en lo individual como en lo colectivo, poseemos opiniones propias formadas en una u otra dirección que la historia se encargó de registrar.
Me detengo sí, en el hecho concreto logrado por él que en vida supo posicionarse por encima del rol y las circunstancias que determinaron su conducta. Muestra elocuente de ello fue el estremecimiento causado por su desaparición física, no por inesperada sino porque en ese instante redescubrimos en nuestro interior que su trayectoria, marcada por sus ideales, pudo soportar el largo ocaso al que lo sometimos en vida. Pero gracias a Dios pudimos rescatarlo y al hacerlo nos rescatamos a nosotros mismos, despertándonos de ese adormecimiento que con el paso del tiempo fue acentuándose, llevándonos a convivir con el individualismo, el egoísmo y la resignación que se adueña de una sociedad cansina,hasta que un suceso de tal magnitud nos conmocionó hasta lo más profundo de nuestras raíces y nos despertó de ese letargo.
Fue entonces cuando finalmente pude y pudimos decir que el Dr. Raúl Alfonsín, ex presidente de nuestra Patria, fue “Un Hombre de Bien”, y también pude sentir que su partida definitiva produjo la llegada de otra vida política, la de su hijo Ricardo, quien hasta ese entonces poseía una acotada trayectoria en la cual nunca había mostrado la minina inquietud de querer ser la figura en la cual paulatinamente fue convirtiéndose.
Teníamos en el Dr. Julio Cobos la figura que encarnaría dentro del radicalismo el papel del líder indiscutido, reunificando al partido centenario para las elecciones presidenciales de Octubre e incorporándose posteriormente con el mismo fin el Dr. Ernesto Sanz, ambos respetados por sus trayectorias. Pero que de pronto se toparon con un Ricardo arrollador, con una fuerza inusitada y una voluntad férrea de posicionarse como único candidato a presidente por el radicalismo para disputar las próximas elecciones nacionales y con la “Firme Convicción” de que logrará ser Presidente de los Argentinos. Encontró en Ernesto y Julio la comprensión y sabiduría para acompañar a quien el destino se había "encargado de elegir". Suelo detenerme a observar el Valor de los Acontecimientos creyendo firmemente en dicho Valor, por ello digo: “El Fin de una Vida dio Paso a otra Vida”. Candidato, junto a Javier quien le aporta a la fórmula una transición ordenada y certidumbre económica por su larga trayectoria, esperan que, La Fuerte Convicción de Uno y el Gran Prestigio del Otro, OBREN EN SU FAVOR PARA SER ELEGIDOS.