Mensajepor quique43 » Mié Mar 17, 2021 1:38 pm
Sigue: (De Infobae).
Muchos le atribuyeron a Jaime Durán Barba un poder que nunca tuvo. No participaba del día a día de las decisiones. Es más, mis encuentros con él, ya fuera como consultor o como amigo una vez llegado a la Presidencia, se fueron espaciando cada vez más precisamente porque lo impedía la intensidad del ritmo cotidiano.
--Mientras escribo estas líneas leo con una enorme tristeza que Marcos Galperín, el fundador de Mercado Libre, la empresa más valiosa de la Argentina, decidió radicarse en Uruguay. Si un hecho resume todo lo que está mal en nuestra vida económica es difícil de encontrar uno que sea peor. Necesitamos muchos Galperin, muchas compañías como la suya, que combinan innovación, trabajo joven, creación de valor, talento. Y de pronto, en lugar de cuidarlos y multiplicarlos…los expulsamos. El reino del revés.
Nunca hemos financiado trolls. Y aun sin contar con evidencias, muchos sectores, entre ellos algunos allegados a Bergoglio, han expresado que había funcionarios en nuestro gobierno llevando adelante estrategias anticlericales o anticatólicas, lo cual es completamente equivocado e injusto.
--Hoy creo que un sector importante de la Iglesia tomó partido en contra de nuestras políticas y se convirtió de manera activa en parte de la oposición. Esta situación causó mucho dolor en el enorme número de católicos que nos manifestaban su apoyo, aún en los momentos más duros.
No sé cuáles fueron las razones de este alineamiento. No sé por qué la Iglesia agitó el tema del hambre en plena campaña electoral o cuál fue el objetivo de sus hombres al hacerlo. Tampoco sé si desde el Vaticano esto fue estimulado en las numerosas reuniones que el papa Francisco mantuvo con sindicalistas y opositores. Hay quienes dicen que sí.
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Cuando llegué a Casa Rosada. el gobierno argentino llevaba cinco años financiando el fútbol de primera división. Los partidos se habían vuelto una plataforma de propaganda oficialista, el gobierno era el único anunciante y las tandas y los comentarios de los relatores contenían elogios al gobierno y críticas despiadadas a la oposición. Llegaron al extremo de compararme con los responsables de “los vuelos de la muerte” ocurridos durante la dictadura militar.
En la campaña había tenido que realizar malabares para hablar sobre el tema, a pesar de que sabía que la situación fiscal del Estado argentino no daba en absoluto para seguir subsidiando el fútbol profesional.
Nombré al frente de Fútbol para Todos a Fernando Marín, que tenía una extensa trayectoria en medios de comunicación. La confianza generada permitió que grandes compañías especializadas se interesaran en el fútbol argentino. Y la solución fue clara y transparente.
Estoy a favor de apoyar el deporte como política de Estado. Pero usarlo como un mecanismo para negocios particulares y propaganda política me parece inmoral.
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Ni la grieta ni la corrupción fueron la peor cara del kirchnerismo. Lo peor del kirchnerismo es siempre su incompetencia. Su completa incapacidad para resolver los problemas que se propuso solucionar. Su vocación de destrucción va desde las estadísticas del Indec hasta la matríz energética del país, y desde las cuentas públicas hasta la seguridad jurídica.
Uno de los mayores desastres llevados a cabo por el kirchnerismo, que fue gravísimo para la gente y para la imagen del país ante los mercados, fue la estatización en 2008 de los ahorros de los trabajadores acumulados en las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones, las AFJP. Nuestro país perdió entonces la posibilidad de tener financiamiento interno gracias a esta medida disfrazada de solidaridad cuyos resultados están a la vista.
El kirchnerismo fue y lamentablemente sigue siendo el punto más alto de la resignación a la que pudieron llevarnos desde la política.
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El fuerte antikirchnerismo de Hugo Moyano durante el segundo mandato de Cristina Kirchner provocó que tuviéramos un diálogo más cercano y llegásemos a compartir el escenario en el acto de inauguración del monumento a Juan Domingo Perón, frente al edificio de la Aduana.
Al principio, Moyano parecía estar de acuerdo con mi visión. Era evidente que la cantidad de beneficios arbitrarios y privilegios que él y el gremio de Camioneros habían obtenido se volvieron contraproducente para la productividad del país. Y, como un perro que quiere morder su propia cola, menor producción significa siempre menos trabajo y menos camiones.
Una parte del sindicato respaldaba la necesidad de hacer cambios. Pero del otro lado estaba su propio hijo, Pablo, con una mirada más extrema, que llevaba directamente al rechazo toda alternativa.
Tuvimos dos años de conversaciones con pequeños avances y pequeños retrocesos. En determinado momento, el Ministerio de Trabajo comenzó a aplicar multas muy importantes al gremio liderado por Moyano a causa de conciliaciones no acatadas. Una vez ahí, la relación con Moyano entró en una nueva etapa, ya sin retorno.
En 2018, una mujer dueña de una empresa de transporte denunció al gremio de Camioneros por extorsiones e hizo posible que otros se animaran a denunciar también. Las causas judiciales se comenzaron a sumar, pero llamativamente todos notamos que los jueces las frenaban. Confío en que, más allá del poder y la influencia que pueda ejercer Moyano, la jueza y los jueces que tienen a cargo estas causas harán que se respete la ley.
Moyano había decidido ser parte del problema: el cambio que queríamos hacer se terminó frenando.
En esos meses aparecieron otros escándalos vinculados a su rol como dirigente del fútbol en el Club Atlético Independiente, a partir de denuncias de barrabravas. La cuestión del fútbol generó mucho interés para la gente que sigue al club, pero como presidente mi preocupación estaba en lograr evitar que siguiera castigando a los productores y a los consumidores.
El caso de OCA es directamente increíble. Una empresa cuya relación entre su dueño Patricio Farcuh y Hugo Moyano es muy poco clara. Una empresa que subsiste sobre la base de no pagar sus impuestos ante los ojos de tdos y a plena luz del día. Este fue otro intento inútil por cambiar las cosas. Se le pidió a Moyano que reconvirtiera la empresa para asegurar su sustentabilidad. Pero el poder acumulado pro Moyano hizo que lograrara manejarse con un sistema paralelo al de la Justicia, o directamente, que tuviera una enorme capacidad para que los jueces le dieran una suerte de inmunidad indefendible.