charlas de quincho, la nacion
En donde sí se habló, y mucho del nuevo papa, fue el viernes por la noche en el comedor de la sede del gremio de gastronómicos, donde un centenar de amigos y asociados le festejó a Luis Barrionuevo los 71 años. El grupo, entre quienes estaban Enrique Nosiglia, la esposa Graciela Camaño, Dante Camaño, el empresario Aldo Elías, los sindicalistas Carlos Acuña (estacioneros), Horacio Valdés (del vidrio), el exsecretario menemista Miguel Ángel Vicco, la pianista Marta Noguera, el expresidente de Independiente Julio Comparada, un grupo de golfistas del San Andrés en donde juega el cumpleañero encabezado por el "Beto" Norberto Alonso, el cantante Raúl Lavié, el médico forense "Chiche" Dantón (queridísimo por los presentes que lo quieren tener bien lejos por su especialidad) y una de las estrellas de la noche, que fue recibido al grito de "¡Francisco, Francisco!", quien entró con una sonrisa casi papal. Era Francisco "Pancho" Baigorria, párroco de la iglesia de San Ignacio, que es una de las predilectas del sindicalismo y en particular de los gastronómicos. Tanto que Camaño integra el selecto grupo de Amigos de San Ignacio, integrado por empresarios como Juan Born y Federico Zorraquín, dedicados a juntar dinero para apoyar la restauración del templo católico más viejo de Buenos Aires. Baigorria era esa noche un representante de Bergolio, que acaparó los brindis más que Barrionuevo. Hubo relatos de todos en reuniones con el nuevo papa y salieron de allí varias presunciones. Una, que la libertad que tiene para hacer cambios sale de la rara mezcla que hay en él de una ortodoxia a ultranza con el progresismo social que va más allá de lo que alardean los que se llaman así. Uno contó el diagnóstico que le había escuchado de los Kirchner, una frase alegórica que les llevó tiempo interpretar: "Qué lástima, es una gente que no tiene equilibrio".
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