Un poco de memoria, que parece que hace bastante falta:
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Recordemos que en febrero del 2008 se concreta en Madrid una insólita operación por la cual un grupo español-australiano le compra sin aportar dinero propio el 14,9 por ciento de las acciones de YPF al accionista mayoritario por 2235 millones de dólares. Esta inusual operación se financia totalmente entre el propio accionista mayoritario y varios bancos, mas la generosa distribución de utilidades acumuladas anteriormente. El contrato de transferencia de estas acciones dice que "El comprador es una sociedad española cuya actividad principal es la inversión, gestión y administración de valores, títulos, bonos y acciones", es decir nada de hidrocarburos, además se expresa "El comprador esta íntegramente participada por Petersen Energía PTY Ltd., sociedad constituida de conformidad con las leyes de Australia", es decir nada de "argentinización".
El contrato es además muy generoso con los accionistas, porque establece que "Las Partes acuerdan distribuir en forma de dividendo el 90 por ciento de las utilidades de la compañía". Este valor es muy alto en la industria petrolera, ya que distribuir excesivamente los dividendos conspira lógicamente con el esfuerzo exploratorio y de inversión; es así que el promedio de dividendos en efectivo en la actividad petrolera mundial es de apenas el 30 por ciento de las utilidades.
Hasta aquí se trata de un acuerdo privado entre partes, pero el caso es que la cláusula 5.1 del contrato adicionalmente imponía una condición adicional ya que establecía que "La compraventa queda sujeta a la siguiente condición resolutoria: (i) la no obtención dentro del plazo de 12 meses desde la fecha de este Contrato de la autorización a la compraventa por parte de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (ya sea en forma expresa o en forma de un reconocimiento por escrito, emitido por la Secretaria de Comercio Interior de Argentina".
Esto significa que el gobierno expresamente aprobó y no objeto nunca este contrato, cuando debió hacerlo si se hubiese preocupado por la evolución de la producción petrolera y gasífera. Se convalidó así expresamente un contrato que apuntaba inevitablemente hacia el agotamiento de las reservas de hidrocarburos de YPF. Lo mismo ocurrió a través de la aprobación del Director de YPF nominado por el gobierno, quien convalido distribuciones de dividendos que increíblemente en el trienio 2008-2010 superaron el 140 por ciento de las utilidades. El resultado de todo esto es la fuerte descapitalización de YPF acentuada por este ingreso del accionista español-australiano en el 2008.
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http://www.notiar.com.ar/contenido/econ ... _15340.htm