Sin perjuicio de que mi cita de Cesare Bonesana, Marqués de Becaria, apunta a señalar que la evolución del derecho penal tiene una larga tradición y que no se puede volver al Medioevo, no se puede abordar el tema mirando a otra parte. Hay un problema concreto en el abordaje penal del delito en Argentina.
Basta leer una muestra del pensamiento del Dr.Zaffaroni:
http://www.derechopenalonline.com/derec ... 35,0,0,1,0
Pareciera que la función del Estado de Derecho es la contención del Estado policial: el problema es ... el Estado policial.
Dice: "El Estado de Derecho no es más que un Estado de Policía contenido, encerrado, encapsulado en el interior de esa coraza del Estado de Derecho. Si el Estado de Derecho se debilita, el Estado de Policía sale. Cuanto mejor contiene el Estado de Derecho al Estado de Policía más cerca va estar de ser un Estado de Derecho ideal."
Este Sr. es Juez de la Corte Suprema. En definitiva termina negando la función de la pena. Es un abolicionista disfrazado de garantista. En ese marco la actitud del fiscal que invalidó la investigación policial, ya citada en el foro tiene una coherencia con ese pensamiento.-
Por eso digo que hay un punto donde el intelecto obnubila el sentido común. El Estado de Derecho implica un pacto social donde se protegen determinados valores, posponiendo otros. Uno de los primeros es el respeto a la ley. El Estado de Derecho protege al ciudadano honesto, primariamente. A la víctima. La hipertrofia del temor al estado policial, termina protegiendo al victimario.
En el fondo es la vuelta al estado de los cíclopes: "Lejos de estos lugares comenzamos de nuevo a navegar, con el corazón transido de dolor. Llegamos en seguida al país de los violentos Cíclopes, que viven sin leyes, y que, confiando en los dioses inmortales, no siembran ninguna planta con sus manos y no labran la tierra; pero allí todas las cosas crecen sin ser sembradas ni cultivadas: la lluvia de Zeus hace crecer para ellos la cebada, el trigo, y las vides que, cargadas de uvas, dan un vino delicioso. No tienen ni asambleas, ni para celebrar el consejo, ni para administrar la justicia; sino que viven en las cimas de las montañas, en grutas profundas; cada uno de ellos gobierna a sus hijos y a su esposa, y no se preocupan los unos por los otros." (LA Odisea canto IX).-