Discurso K
En el manual K, los críticos son liberales, ajustadores o fiscalistas
El kirchnerismo enarbola un manual económico primario, que usa para desacreditar a quienes piensan diferente o cuestionan algo de lo que se está haciendo.
Por Alcadio Oña
Con mucho entretejido político, el kirchnerismo enarbola un manual económico primario, que usa para desacreditar a quienes piensan diferente o cuestionan algo de lo que se está haciendo . Varios ejemplos: Si alguien dice que un gasto público creciendo sistemáticamente por arriba de 30% puede ser peligroso o insostenible, será fiscalista . Sin más vueltas.
Si otros opinan que una expansión monetaria del 40 % cuanto menos le pone un piso alto a la inflación, serán monetaristas .
Afirmar que el proceso inflacionario genera disloques en la economía equivale a promover un ajuste recesivo , que bajará los salarios y creará desempleo.
Cuestionar la manipulación del índice de precios es jugar a favor de los acreedores que tienen bonos indexados.
Quienes ni de lejos proponen independencia absoluta del Banco Central, sino cierta autonomía técnica para implementar políticas, serán ultraliberales .
Finalmente, aquellos que critiquen arbitrariedades de Guillermo Moreno defienden los intereses de los empresarios .
En ese juego, que el economista Eduardo Levy Yeyati llama “inventar antagonismos inexistentes prescindiendo de la realidad”, hasta es posible imaginar que Amado Boudou ya es un hombre de izquierda. Y pasar por alto, limpiamente, al UCeDé que alguna vez fue y se formó en el Cema, una cuna del pensamiento liberal nativo.
Cualquiera puede cambiar de ideas. Pero algo bien distinto es poner en la cabeza de otros ideas que no tienen , sólo porque conviene políticamente.
Los gastos del Estado no son, en si mismos, ni buenos ni malos. La clave es que sean manejados de un modo transparente , sin alimentar focos de corrupción , públicos y privados, y ser perceptibles al menos en aquello que la sociedad necesita : educación, salud, infraestructura y una mejor distribución de los ingresos. En la lista también entra la seguridad, salvo que se llegue al extremo de creer que ese es un tema únicamente para las clases acomodadas.
Por definición, los recursos públicos son siempre escasos y por lo mismo deben ser asignados según un orden de prioridades riguroso. Pero, aun así, juzgar importante una administración eficiente del gasto es correr el riesgo ingresar en la zona de los liberales redomados.
En cambio, está santificada la caja abundante para acumular poder, captar gobernadores, intendentes y legisladores o distribuir plata discrecionalmente. Valen, pues, unos cuantos rasgos que definen al modelo K . Y todo bajo el argumento de que el gobierno ha sido elegido por el voto popular.
Según el manual kirchnerista, poco importa que una expansión monetaria del 40 % le ponga un piso del 20 % a la inflación. Cualquiera que afirme algo semejante estará promoviendo un aumento de las tasas de interés, que enfriará la economía y recreará el desempleo.
Extraño razonamiento es, para el caso, que la inflación resulta funcional al crecimiento. Entonces, un registro cercano al 25 %, como el actual, ¿no le pega a los sectores más expuestos, ni transmite distorsiones en cadena? Se trata, simplemente, de una fórmula para justificar lo que pasa .
Suena a demasiado sostener que quienes ven allí un problema están alentando un ajuste recesivo, con alto costo social. Así, de hecho, caen en la volteada Lula y Dilma Rousseff, Pepe Mujica y Michelle Bachelet, cualquiera de los gobiernos que, en las cercanías, buscan contener sus procesos inflacionarios: ninguno precisamente liberal, ni despreocupado por los que menos tienen.
Convalidar los dibujos del índice de precios sólo porque así se ahorran pagos a los acreedores equivale a minimizar el valor de las estadísticas del Estado y a desconocer que la propia ANSeS tiene una enorme cartera de bonos indexados. De esta manera también son subestimadas las tasas de pobreza e indigencia y sobreestimado el crecimiento de la economía. Sobre la eficacia de las medidas de Moreno, habla la inflación real. Y sobre su metodología, el apriete sistemático a las consultoras en busca de silenciarlas. Nada que inmute al Gobierno, sino todo lo contrario.
Por fin, son contados quienes levantan la bandera de la independencia absoluta del Banco Central. Y muchos los que piensan que, una vez que el Gobierno ha definido sus objetivos, el BCRA debería tener autonomía técnica para alcanzarlos. Sin un poder político que a menudo trastoque consignas dictadas por él mismo.
Heterodoxo suele decírsele a todo aquel que cuestiona el pensamiento dominante. Abundan por fuera del espacio kirchnerista, y hace tiempo tienen chapa suficiente como para espantar a varios recién llegados que quieren colocarlos en un bando donde nunca estuvieron. Encima, con simplificaciones que asombran. Pretender que no existen heterodoxos que igualen a los K huele a pieza de la dialéctica amigo – enemigo y a pensamiento único. O a intento por hacer creer que los críticos son liberales, ajustadores o fiscalistas.
La economía argentina enfrenta desajustes inocultables. Desde un proceso inflacionario que deteriora los ingresos y el tipo de cambio hasta una crisis energética tapada a pura importación y un sistema de subsidios tan costoso como insostenible. No parece un cuadro que pueda ser resuelto con discursos o barriendo problemas debajo de la alfombra .
http://www.ieco.clarin.com/economia/man ... 48482.html