salvatuti escribió:incrédulo...
1)si las empresas pierden pero el producto crece... quién gana?
a) el Estado?
b) los tenedores de cupones PBI?
c) los trabajadores??
2) cuánto tiempo puede sostenerse esto?
3) cuál es la salida?
abrazo
salva +3

Salva, hace tiempo que me hago preguntas similares. Yo pienso que
1- las empresas ganan (algunas mucho y otras poco), empatan o pierden, pero en general los resultados son bastante peores a lo que muestran sus balances.
a- el estado gana (ahora ya no porque empezó a tener déficit), pero no tanto como muestran los números publicados, que no cuentan como pasivo a los cupones del PBI a pagar de manera cada vez más acelerada, los 450.000 juicios de jubilados reclamando por la movilidad jubilatoria, los futuros reclamos de empresas por pagar impuesto a las ganancias sobre ganancias ficticias, todos los tipos de compensaciones a empresas de servicios públicos y un largo etc. que terminaremos de saber dentro de varios años, quizás cuando otro gobierno se tenga que hacer cargo de todo eso.
b- los tenedores de cupones de PBI somos los principales beneficiados de todo este dibujo estadístico derivado de la inflación no reconocida.
c- los trabajadores están bien por el lado del consumo (pueden consumir más que antes por las cuotas) y mal por el del ahorro (a un trabajador pequeño ahorrista la inflación le hace mie*** los ahorros, tiene que comprarse algo sí o sí, aunque quizás no lo necesite).
2- esto puede sostenerse mientras la producción agropecuaria siga aumentando y los términos del intercambio se mantengan en esos niveles. A sus vez los términos del intercambio se mantendrán en estos niveles mientras siga el espectacular proceso de crecimiento del capitalismo a nivel mundial, con cada vez más producción, más comercio, más trabajadores y más consumo.
3- mientras esto se pueda mantener, y el sector agropecuario siga generando divisas y pagando impuestos para sostener al resto, no es necesaria una salida. Y si la cosa cambia, supongo que la salida será la de siempre: devaluación para bajar los sueldos reales, contracción del producto, quizás dificultades con la deuda, e inicio de la rueda de la felicidad nuevamente y desde abajo, con un colchón de competitividad renovado.