Bajo un supuesto mensaje de “concordia” difunden una versión maquillada de la teoría de los dos demonios y buscan victimizar a los genocidas, a los que visitan en las cárceles. Sus vínculos con la Iglesia y con Cecilia Pando.
También exigen la renuncia de la Corte Suprema de Justicia.
A falta de un “abogado del diablo”, los represores que purgan condenas por crímenes de lesa humanidad cuentan con toda una asociación de juristas, cada uno de ellos consustanciado con la defensa de quienes cometieron delitos aberrantes durante la última dictadura. Este grupo –que asegura tener 450 miembros– conforma Abogados por la Justicia y la Concordia: organización reaccionaria y ultracatólica nacida en 2009 para actualizar y difundir la teoría de los dos demonios, ahora maquillada con pedidos de “paz”, sostenida desde la victimización y creada como la antítesis del “juicio y castigo” que reclaman Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
“Estos tan traídos Derechos Humanos, expropiados por el kirch-nerismo y sus jueces cómplices, son una ideología más. ¡Son fruto –que ya se adivina trágico– de una ideología sin Dios, sin Patria y también sin humanidad alguna!”, bramó el 7 de junio pasado el vicepresidente de la entidad, Gerardo Palacios Hardy, para quien los juicios contra los uniformados y sus cómplices civiles son parte de “un proyecto de reingeniería social, concebido para dominar a las naciones débiles, especialmente aquellas de tradición cristiana”.

