Los números hablan. En el “pico” de frío el conjunto del sistema requerirá 185,9 millones de metros cúbicos por día. Los pozos existentes en la Argentina, operando a tope, alcanzan a cubrir como máximo 102 millones de metros cúbicos diarios. Bolivia aporta entre 7,5 millones de metros cúbicos hasta un máximo de 11 millones diarios. Los barcos gasificadores, por su lado pueden alcanzar hasta un máximo de 24 millones de metros. De otras fuentes se agregan 3,5 millones más.
Sumadas las fuentes de provisión, la oferta alcanza los 137 millones de metros cúbicos, lo que arroja un déficit de casi 49 millones de metros diarios, un 37 por ciento del volumen total que necesita, que se compensa con los cortes a la industria y las usinas.
Por ello, la gradualidad de los cortes a la industria argentina (demanda 45 millones de metros cúbicos) es una incógnita que depende de la llegada de más barcos. Pero esa solución, seis veces más cara que el gas nacional, choca contra la falta de infraestructura portuaria para recibirlo y la escasez de dólares por parte del Estado nacional para pagarlo.
Importado y carísimo
En tiempos de freno a la importación, de todo el gas que consume el país, el 85 por ciento es producido aquí y se lleva el 50 por ciento de costo total. El otro 50 corresponde al gas importado, que sólo aporta el 15 por ciento del volumen.
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