Re: Actualidad y política
Publicado: Lun Jun 25, 2012 2:10 pm
Más cerca que nunca del Hambre Cero
Por: Florencia Pessarini
– 11 junio, 2012Publicado en: Notas Destacadas
Juan Carr es el líder de Red Solidaria, la organización social más grande del país y dedicó toda su carrera a tratar de mejorar la calidad de vida de los más postergados. Candidato por quinta vez al premio Nobel de la Paz, afirma que estamos en el momento de la historia en el que menos hambrientos hay en Argentina y reflexiona sobre cómo se dio este cambio. Además, habla del papel del Estado en todo el proceso y de la importancia de que la sociedad se involucre más en la política clásica.
Usted declaró que estamos más cerca que nunca en la historia del Hambre Cero, ¿cómo se obtienen esas cifras?
Cuando tenía diecisiete años entré a la Facultad de Veterinaria para producir huertas y granjas para acabar con el hambre. Ahora tengo cincuenta, así que toda mi vida la dediqué a este tema. Sigo atentamente las cifras para ver qué es lo que pasa, en qué situación estamos. No es fácil medir este tipo de cosas, y por eso yo me baso en cifras públicas y privadas. Había años en que la mirada de los sectores públicos y de los sectores privados sobre la pobreza difería muchísimo. Ahora hay mucha coincidencia, porque además la brecha va disminuyendo. En el año 1998 se producían entre 20 y 24 muertes por motivos de desnutrición en menores de seis años. En este momento, el número bajo a tres o cuatro muertes por día, lo cual es terrible porque son tres o cuatro chiquitos que se mueren de hambre. Pero la cifra descendió muchísimo y cuando yo digo que estamos más cerca que nunca del Hambre Cero no es que trasnoché ni que me tomé un Malbec. En este momento, de 23 personas una tiene hambre y ésta es, lejos, la mejor proporción de la historia argentina desde que venimos siguiendo este tema. Es el momento de la historia en el que menos hambrientos hay.
¿Cómo se llega a esto?
Por varios factores. Mucho trabajo de los gobiernos nacionales, de los provinciales, del Estado en lo que es desnutrición y también gracias al trabajo de solidaridad de organizaciones como Caritas. En los últimos 15 años, la Argentina le ha dedicado mucho al hambre como tema y eso tuvo sus logros. Además, el campo está produciendo mucho alimento. Cuando arrancamos con esto, los que analizaban este tema decían que era imposible que en el país llegara a haber más comida que personas. Y sin embargo, a los soñadores la realidad nos dio la razón. Hoy los números indican que con cuatro días de la cosecha de arroz y de maíz del año pasado, comen por un año todas las personas que tienen hambre en la Argentina. El problema de la comida está resuelto, ahora el tema central para terminar con el hambre es la distribución.
¿Qué medidas del gobierno contribuyeron a esta situación?
El Ministerio de Desarrollo Social y el de Salud de la Nación hacen muy buen trabajo. Se viene trabajando de esta manera desde el 2002 hasta esta parte. También hay mucho de los gobiernos locales de cada sector. En el tema del hambre es un punto donde la Argentina funciona bien. Hay otros temas sobre los que uno podría hacer críticas, pero en esto anda bien. En el mundo de lo social hay mucho acuerdo. Cuando estás en los lugares más pesados no hay tan tanto debate frívolo ni público ni privado, ni de la oposición ni del gobierno. La Asignación Universal por Hijo fue un encuentro de Argentina soñado. Empezó por la CTA que tuvo la idea, siguió con los sectores de izquierda que se sumaron, después el radicalismo y, obviamente, el gobierno que lo puso en práctica. Ahí todos se juntaron y funcionó. Dos efectos directos de esta medida fueron un mínimo de 520 mil personas que en dos meses salieron de la pobreza extrema y la cantidad de chicos que fueron al colegio a partir de ese ingreso. Hay cosas como estas que son de valor, y sobre esas cosas hay acuerdo.
Sin embargo, hay una parte de la sociedad que sostiene que la Asignación Universal por Hijo es una medida demagoga que se plantea solamente para obtener votos…
Yo no creo que sea algo que se haga solamente para ganar votos. Sí creo que a nivel local siempre hay líderes locales de todos los colores pero esta propuesta es sólida desde el punto de vista académico, práctico y de contenido. Cuando yo hablo de la pobreza extrema en un lugar público, algunos piensan que lo hago para ganar el Nobel. Eso es parte de la vida. Pero cuando estás grande te vas acostumbrando al cinismo.
¿Cómo se siente con respecto a su nominación al premio Nobel de la Paz?
En realidad con Leon Gieco hace dos años que postulamos a las Abuelas; yo las banco a ellas. Pero una nominación a cualquier premio siempre se toma como una señal de agradecimiento. La primera tal vez te sorprende un poco más; la quinta uno la toma con más naturalidad. Pero lo que tiene de bueno esta nominación es que es muy comunitaria. Es a la Red Solidaria, a cómo se organiza la Argentina cuando tiene que hacerlo bajo determinada circunstancia.
¿Cree que aporta a su causa el hecho de la que sociedad se involucre en política?
Es clave. La solidaridad le puede dar de comer a un comedor, a diez comedores, a cien. Pero para que los comedores desaparezcan, los papás de los chicos tengan trabajo y los chicos vuelvan a su casa hace falta la política clásica.
¿Cree que el gobierno kirchnerista es progresista como se autodenomina o que es más bien un discurso?
Este es un momento de toda la comunidad, incluyendo al gobierno, en el que se encara un proyecto de hacer cambios profundos que tienen que ver con la dignidad. Yo eso lo creo fehacientemente. Todos tenemos mensajes contradictorios; yo te estoy hablando de pobreza desde mi casa con estufa y con diez kilos de más. Pero este gobierno tiene una impronta social importante. Cuando vos decís solidaridad cada vez más se piensa en transformación. Suena a modificar la realidad y se aleja cada vez más de la limosna y la beneficencia. Ese proceso se está consolidando y el gobierno es parte de esto. Después temas discutibles hay muchos, siempre. Pero este gobierno tiene una mirada transformadora sobre los más postergados. Hay un compromiso que yo creo que es real y que la sociedad acompaña muy bien.
¿Cómo ve la situación de los pueblos originarios en la actualidad?
Siempre postergados. Posiblemente ahora haya una cultura general de respeto hacia ellos y esto es algo nuevo en la Argentina. Cambió la mirada hacia los Pueblo Originarios y eso está bueno; sería una especie de primer paso. Pero en la práctica sigue todo igual. Tal vez lejos de ellos, en las grandes ciudades, están vindicados. Pero donde ellos viven, siempre están en el rinconcito de atrás.
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