Re: Actualidad y política
Publicado: Mar Oct 02, 2012 8:40 pm
Pascua escribió:Un juez jubilado??? la familia judicial es un cancer en este pais eh?
Alfredo 2011 escribió:Corte Suprema declaró ‘inoficioso‘ pronunciarse sobre un pedido que le formuló la Cámara del fuero sobre la designación de un subrogante en ese juzgado, con lo que tácitamente avaló la designación de Tettamanti.
La postulación de Tettamanti fue la que en la víspera motivó la denuncia contra el consejero de la Magistratura Ricardo Reccondo por parte de la candidata oficialista a ocupar ese juzgado, María Lorena Gagliardi, por la presunta elección ‘a dedo‘ del juez que deberá fallar en la causa por la Ley de Medios.
"La Corte evitó el Escándalo” que el kirchnerismo pretendía hacer en el Consejo de la Magistratura
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Galaico escribió:Atentos muy atentos, el grupo multimedios hará cualquier cosa para no cumplir con la ley y trasgredir la democracia con tal de no perder su poder hegemónico monopólico. De aqui a Diciembre podemos encontrarnos con cualquier barbaridad, se potenciará el miedo, surgiran conflictos impensados que casualmente se darán en ese momento tipo el error de liquidación de los gendarmes que no será nada comparado con las cosas que se pueden esperar. Fomentaran la violencia a más no poder ...
Atentos todos... opositores de buena fé u oficialistas, los inadaptados de siempre pueden salir con cualquier cosa. Pero hay que defender la democracia en eso debemos estar juntos. Y sabremos porque ocurre lo que ocurre justo en este momento.
Ojalá me equivoque de plano lo espero sinceramente.
Shakespeare escribió:Un converso como Barone, debe sobreactuar su nuevo credo. Es la única forma de resultar creíble.
Roque Feler escribió:A propósito del Archipiélago Gulag, especialmente dedicado a Cría:
Cuenta Aleksandr Solzhenitsyn, en su obra "Archipiélago Gulag", una anécdota que retrata muy bien la época más oscura del terror estalinista.
En 1937, durante una reunión del Partido Comunista en uno de los distritos de Moscú, el secretario local del partido pidió a los asistentes, antes de dar por cerrada la sesión, un aplauso para el camarada Stalin.
Por supuesto, todas las personas presentes se pusieron inmediatamente en pie y comenzaron a ovacionar a quien en aquellos momentos dirigía con sanguinaria mano de hierro no sólo el partido, sino la nación entera.
Pasó un minuto, y los aplausos entusiastas continuaban. Pasaron dos minutos. Pasaron tres.
Traten ustedes de estar aplaudiendo durante tres minutos ininterrumpidamente. Los brazos empiezan a sentir el cansancio y amenazan con no querer responder. Pero en aquella reunión local del partido, nadie quería ser el primero en dejar de aplaudir. Así que pasaron cuatro, cinco minutos.
Lo normal es que hubiera sido el propio secretario local del partido el que hubiera dado la señal para interrumpir la ovación, dejando él mismo de aplaudir. Al fin y al cabo, era él el que había solicitado aquel homenaje al dictador. Pero el pobre hombre acababa de sustituir a otro secretario anterior, que había sido arrestado por la policía política de Stalin, así que no se atrevía a parar, al ver que los demás continuaban aplaudiendo con fervor.
Pasaron seis minutos, siete minutos, ocho minutos. El tiempo se hacía verdaderamente eterno y la gente no es que no sintiera los brazos: es que el dolor era auténticamente insufrible.
Nueve minutos de aplausos, diez minutos... Todos se miraban unos a otros, deseando que alguien pusiera fin a aquella situación ridícula y agotadora, pero sin que nadie se atreviera a dar el primer paso.
Y al cumplirse los once minutos de ovación ininterrumpida, cuando todos estaban ya al borde de la desesperación, por fin el director de una de las fábricas del distrito, que formaba parte del comité local del partido, dejó de aplaudir y se sentó.
Los aplausos cesaron inmediatamente en la sala como por arte de magia. Una vez que alguien se había atrevido a hacer lo que todos estaban deseando, los asistentes reprimieron un suspiro de alivio y ocuparon sus asientos, con lo que la asamblea local del partido se pudo dar oficialmente por cerrada.
Aquella misma noche, ese director de fábrica fue arrestado por el KGB. Le condenaron a diez años de prisión en los campos de concentración del Gulag soviético.
Cuenta Solzhenitsyn que uno de sus captores, al acabar el interrogatorio, se dirigió a ese pobre hombre y le dijo, con toda franqueza: "Nunca seas el primero en dejar de aplaudir".