verdolaga escribió:Un genio, Heller:
Todas estas acciones, de una u otra forma, acortan márgenes de maniobra que tenían los grandes empresarios para obtener desmedidas ganancias, afectan sus intereses, y esto genera una disputa y una puja, para mantener e incrementar los márgenes de utilidad. Uno de los resultados más evidentes de esta conducta, pero no el único, es el impulso inflacionario que imponen a la economía aquellos formadores de precios, pertenecientes a mercados oligopólicos, que lo utilizan para captar gran parte del poder de compra de los asalariados y jubilados, en pos del aumento de su tasa de ganancia empresarial.
Tomado de: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=687761
La noción de limitar las "desmedidas" ganancias de los empresarios es la madre de aquella proclama del 2008: Defender la mesa de los argentinos. Tan bien la defendieron que ahora, en el país agroindustrial por excelencia, tenemos pan a precios de ricos porque falta harina. Estamos en manos de gente con muy pocas luces.
SMC escribió: Si un genio es quien puede decir algo complejo en pocas y sencillas palabras, entonces coincido con Ud., Heller es un genio.
Usted también podría haberse hecho una idea del problema si fuese en persona a cualquier supermercado y aplique un mínimo de curiosidad que descuento posee. Notaría que en consumo masivo, pocas empresas son dueñas de diversas marcas que "compiten" entre sí con un poder oligopólico de mercado. Si leyera además se daría cuenta las mil y un peripecias de una pyme alimentaria para lograr ingresar a una cadena de supermercados y las leoninas condiciones que deberá soportar para tener el privilegio de existir (al ras del piso, obviamente)
Heller retoma la teoría setentista de que el Estado no genera inflación cuando emite moneda de manera descontrolada. Los hechos lo desmienten. Durante la presidencia de Néstor Kirchner estaban los mismos oligopolios que hoy. Pero había superávits gemelos, inflación controlada de un 5% anual y economía competitiva en términos de tipo de cambio.
Entretanto no se hizo absolutamente nada para, una vez alcanzada la capacidad productiva de las empresas y con la recuperación de los empleos perdidos en los 90 y la crisis del 2001, generar las condiciones necesarias para el incremento real de la capacidad productiva de bienes y servicios vía nuevas inversiones.
Esa es la manera de generar riqueza y capacidad para redistribuirla. Parece mentira que un gobierno que ha hecho del crecimiento y la redistribución una de sus grandes banderas se haya pegado un tiro en el pie de esta manera. Lo del pan es uno de los ejemplos más claros. Quisieron proteger la mesa de los argentinos y se olvidaron de la comida. Con los sucesivos intentos de control sobre los diferentes agentes económicos lo único que van a lograr es que cada vez haya menos actividad económica. Esa es la enseñanza de los 70 y es la que los gurúes económicos actuales no quieren aceptar.
Por último, tengan en cuenta que los errores económicos que cometen los políticos los termina pagando el estrato más pobre del pueblo. Los ricos, la alta clase media, esos siempre zafan. Los asalariados no.