Eso de reinventarse
Eduardo Aliverti
...Cabe poner en duda que el ensimismamiento de la campaña gubernamental en
torno de la década ganada, destinando pocos o ningún esfuerzo a la puntualización de
cómo se sigue, haya sido el único elemento generador del triunfante y magro resultado
oficialista. Pero puede tenerse la certeza de que jugó un rol importantísimo. Un
consultor cercano a Casa Rosada recordaba esta semana la obviedad -o no- de que las
conquistas políticas y sociales, cuando son percibidas como asentadas y por más
notorias que fueren, se integran al paisaje cotidiano de las gentes. Gentes que
reclaman más, o que sancionan, cuanto más tienen o más recuperaron. No es una
característica de los sectores del privilegio. Abarca a todas las clases. Podrá ser injusto
y no es, más vale, una particularidad de los argentinos, o de un grueso de ellos;
pero
resulta inevitable, de acuerdo con toda experiencia histórica y aun cuando se provenga
de un infierno relativamente cercano, que los grandes logros pasen a ser tomados con
la llaneza de que se abre la canilla y sale agua. Hay frente a eso dos probabilidades
básicas. Una es enojarse contra los olvidadizos, en tanto capaces de no registrar, o de
que naturalicen, todo lo que se avanzó y avanzaron. Apenas se tuerza un poco la
cabeza hacia los costados -ni siquiera para atrás- surgen de inmediato las imágenes de
un país en quiebra, incendiado, con más de la mitad de la población bajo la línea de
pobreza, dirigentes políticos sin respuestas de índole alguna, colas en las embajadas
para escaparse. Brota exasperarse, contra esa gente que protagonizó lo que se dio en
llamar, con cierta justeza, voto castigo. Gente de las clases populares pero, muy sobre
todo, gentes de las capas medias que hace un rato estaban golpeando las puertas de
los bancos para que les devolvieran sus ahorros; que gritaban que entre piquete y
cacerola la lucha era una sola; y que ahora problematizan no contar con dólares
suficientes para hacer turismo en el exterior,
cuando hace el rato ése pensaban a
España o símiles como movida exclusiva para tomarse el buque de este país que no
daba para más. Gente que hoy reclama o se asume perjudicada porque le sacan del
sueldo unos pesos de impuesto a las ganancias, [u]cuando lo único que les quedaba era
rogar por un trabajo en lo que fuese[/u]
...La derecha construyó un tanque mediático, un operador político que obra de gran
deschavador, idóneo para hacer creer que la política podría ser el paraíso mientras no
se robe; e inventó una figura que es su construcción coyunturalmente más sólida de
mucho tiempo a esta parte, ya descartados Macri y, se supone, cualquier alternativa
por fuera del espacio panperonista. Todo susceptible de ratificación, porque ni unos
lugares periodísticos ni un intendente, por más que dispongan de cuanto fierro
mediático se quiera, son piloto automático. Sergio Massa es, estrictamente, el pasado al
que (se) afirma que no debe volverse.
Massa es las corporaciones, las AFJP, el Estado
mínimo, la ilusión del peronismo blanco, la exclusión social, la certeza de que todo
explotaría más tarde o más temprano cual menemismo puro. Se plantea y, sobre todo,
lo plantean como la superación del kirchnerismo, desde un lugar peronista que es el
único visualizable como factor de gobernabilidad. A nadie se le ocurre, es de presumir,
que la factible o verosímil entente de Binner, Cobos, Carrió, los radicales, e inclusive el
PRO, sea atrayente como opción ejecutiva nacional. Eso es gorilismo que se tira una
cana al aire en elecciones de medio término. No es aspiración ni edificación de poder,
siempre suponiendo -aun cuando el peronismo llegara dividido a 2015- que no podría
haber una rechoncha intención social de suicidarse, tras la experiencia de la Alianza y
de otras alternativas por el estilo
...Lo que parece haberse abierto el domingo, en la ancha avenida peronista y más
hacia la elección presidencial que de cara al próximo octubre, es una interna de facto
que por ahora tiene a Daniel Scioli y Sergio Massa (el segundo muy lejos, todavía)
como protagonistas principales. El del kirchnerismo no se conoce pero -antes que eso-
debe preguntarse si a Cristina, como su gran electora, hay que meterla ahí, en la
interna peronista de hecho, de aparato, de lealtades y traiciones, de acomodaticios; o
en una concepción definitivamente instalable como alternativa hacia la izquierda,
superadora.
Sonaría a esto último. Sin embargo, por eso mismo y aun cuando aguarden
opciones de derecha, al oficialismo le valdría la pena que intente reinventarse mejor,
en el sentido de no creer que se trata de seguir como si el domingo no hubiera pasado
nada. De vuelta: ¿qué tiene de malo corregir, asumir yerros, ampliar la conducción
política, comunicar de otra manera; afrontar temas como inflación, seguridad,
corrupción, bajo una lógica que no sea la cualunque impuesta desde la oposición y sus
medios de prensa? Los votos que se fueron por gorilas nunca estuvieron ni estarán.
Pero alguna, mucha o estimable parte de los que se escaparon por disgusto, por
aburrimiento, por una bronca que nos les gustaría tener contra el Gobierno que les dio
mucho, tal vez sea recuperable.
En octubre será muy difícil. A mediano y largo plazo habrá que ver. La ecuación
2009/2011 lo atestigua.
MARCA DE RADIO, sábado 17 de agosto de 2013.
http://www.marcaderadio.com.ar/tex/edit ... 17edit.pdf