MILONGA escribió:deportado, la 1050 se usaba en cualquier crédito. El primer 0km que me compre fue con esa ley,cuando note que cada vez debía más guita, cambie el auto y se termino, pero el banco que me presto la guita, no me robo, yo acepte el crédito y todo era legal, dentro de una dictadura salvaje. Si tu criterio es condenar a Nestor y Cristina por la 1050, deberías ampliar tu condena a todo el sistema financiero y a la ley de entidades financieras de la dictadura que todavía sigue en vigencia, pero eso no te va a convenir.
Los Kirchner y la 1050:
Mientras otros morian por sus ideales, eran desaparecidos y callados por siempre, Nestor y Cristina, se dedicaban al negocio de cobranza y recupero de propiedades en Río Gallegos. Instalados en la Calle 25 de Mayo, misma calle de la actual casa del Presidente (que dicen que vendió pero que todavia conserva guardia policial las 24hs) y de la casa de la Madre de Nestor, pero yo no puedo hablar de eso todavía porque soy muy chiquito, un señor llamado Franco Lidner, que es periodista puede relatarlo mejor que yo :
“En la esquina ventosa de 25 de Mayo y Maipú, en el centro de Río Gallegos, abrieron el Estudio Kirchner e incursionaron en un rubro para el que se necesita un estómago fuerte: cobranzas y recupero. Tan eficiente se mostró Néstor en esos menesteres que los clientes se multiplicaron: entre otros, Automotores de Dios, Casa Sancho, de artículos para el campo, y el comercio de electrodomésticos Bercon. Cuando algún comprador no pagaba la cuota mensual del artículo adquirido, allí aparecía Kirchner tocando a la puerta de su casa para llevarse el bien en cuestión, con la misma vehemencia con que hoy castiga a opositores, empresarios y periodistas. Pero sus mejores empleadores de entonces eran los bancos Cabildo y Patagónico, y las financieras Sic, de Bahía Blanca, y Finsud. Cuando empezó a manejar esas cuentas, Kirchner vislumbró las enormes posibilidades que ofrecía la especulación financiera. Eran los tiempos de José Alfredo Martínez de Hoz, el ministro de Economía de la dictadura que hoy es satanizado por el Presidente. Pero allá por 1977, cuando Martínez de Hoz liberó la tasa de interés, sin saberlo le hizo un gran favor al abogado Kirchner. Las disposiciones del ministro permitían indexar las deudas de dinero según la inflación. El golpe de gracia para los deudores llegó con la circular 1050 del Banco Central en 1980, que terminó hundiendo a miles de ahorristas (ver recuadro). Como la inflación llegaba al 100 por ciento anual, las cuotas mensuales –indexadas según esa cifra– les resultaban imposibles de pagar a muchos deudores, a quienes en consecuencia se les remataban las propiedades dadas en garantía. En ese contexto de desgracia ajena, el abogado Kirchner compró 21 de los inmuebles que hoy relucen en su impresionante declaración jurada: una en el ’77, cinco en el ’78, cuatro en el ’79, tres en el ’80, cinco en el ’81 y tres en el ’82, por un total actual de 227.702 pesos de valor fiscal, aunque no real. ¿Cómo hizo? La clave está en su asesoramiento legal a la financiera Finsud, lo cual le permitía contar con información privilegiada sobre quiénes dejaban de pagar sus cuotas. Varias fuentes que frecuentaban a Kirchner por esos años, incluso una que colaboró en su estudio, confirman el modus operandi empleado por el abogado para adquirir la gran mayoría de esas propiedades a precios ínfimos. Hablan de unas quince del total de 21, entre casas, departamentos y lotes. Cuando la financiera le avisaba a Kirchner que algún deudor había dejado de pagar la cuota mensual del crédito que le habían otorgado, él se reunía con el moroso en cuestión y le explicaba sus pocas opciones: podía resignarse a que le remataran la propiedad y así perder casi todo el valor del inmueble, o también podía venderla a un precio bastante menor al que tenía en realidad.
El comprador era el propio Kirchner. De ese modo, el deudor en aprietos al menos se quedaba con algo de dinero. Y el abogado sumaba metros y más metros cuadrados, eludía el trámite del remate y luego renegociaba la deuda del inmueble con sus patrones de Finsud. Era una práctica cuestionable, pero no penada por la legislación provincial de ese entonces. ¿Qué hubiera sido de la actual fortuna de Kirchner sin el esquema financiero implantado por Martínez de Hoz? Allá por 1980, el joven Néstor iba a ejecutar la casa de una deudora de Finsud que no quiso llegar a un arreglo. La mujer, Ana Victoria, viuda de un diputado provincial, Olaf Aaset, demandó a Kirchner por supuesta subversión económica. La causa se tramitó en el juzgado federal de Río Gallegos, a cargo de Federico Pinto Kramer, el mismo que muchos años después defendería como abogado a Lino Oviedo, el colorido líder y golpista paraguayo. Victoria aseguraba que el 30 por ciento de intereses mensuales que la financiera le cobraba por una deuda contraída era demasiado, y argumentaba que ya había pagado una parte, aunque no encontraba el comprobante. Pinto Kramer parecía indignado y el caso incluso amenazaba con llegar a las páginas del diario La Opinión Austral, el más importante de la provincia. Pero el padre de Kirchner, quien también se llamaba Néstor, logró convencer al director de ese medio, Alberto Raúl Segovia, para que no incinerara al joven cobrador. El juez también terminó apiadándose y cerró el caso, así como la deudora salvó su casa. El abogado de ella era Rafael Flores, quien se destacaría luego como el principal adversario de Kirchner en la provincia. Lo curioso de la historia es que el hijo de doña Ana Victoria no es otro que Henry Olaf Aaset, alias “Pilo”, un ex opositor del todopoderoso gobernador Kirchner que terminó siendo su abogado, y que hoy milita en las filas de Compromiso K, la corriente de “ultras” que impulsa la reelección del Presidente.”