LAPIDARIO:
"Estamos jugando como si estuviéramos jugando al truco cuando otros están jugando la estrategia mundial a 20 años."
(De la diputada Elisa Carrió al criticar la ley de hidrocarburos.)
Pobre e ilusa Carrió: pretender que sus adversarios -y tal vez algunos aliados- se pongan a jugar a la estrategia mundial de cara a las próximas dos décadas... Ni se te ocurra, Lilita. ¿Te imaginás en qué puede terminar ese juego en manos de quienes vos bien conocés? Guerras, pestes bíblicas y hambrunas, y antes, un feroz retorno a la Edad Media.
El mundo no se hizo para nosotros. Nos basta y nos sobra con todo lo que tenemos acá, empezando por nosotros mismos, eternos narcisos, y con nuestro pasado y nuestro presente, en permanente reescritura los dos.
Cuando asomamos la nariz, nos fue mal. Los militares de la dictadura creían librar la madre de todas las batallas contra el comunismo y terminaron corridos por las potencias anticomunistas. Menem aplicó al país su concepción feudal y concibió el mundo como un arrabal de La Rioja. Los países árabes que visitó en su campaña querían nuestra tecnología nuclear, pero en cuanto asumió se alió con Washington y envió dos barcos a la Guerra del Golfo y algunos cañones y obuses de contrabando a Croacia. Terminamos con un bombazo en la embajada de Israel, otro en la AMIA, Río Tercero casi borrado del mapa, y él, condenado por contrabando y a la espera de que la Corte resuelva su apelación.
Néstor Kirchner eligió los tribunales de Nueva York para laudar en el tema de los bonos, pero su esposa confundió esos juzgados con los de Comodoro Py y trató al juez neoyorquino como si fuera Oyarbide. Los Kirchner ninguneaban al arzobispo de Buenos Aires y, de pronto, la Presidenta se lo encontró saludando urbi et orbi desde un balcón del Vaticano.
De todos modos, no importa que el mundo no nos entienda. No lo necesitamos. Lo nuestro no es el mundo ni el presente. Lo nuestro es el pasado. Sesenta años después, seguimos prisioneros de Perón y Evita -no importa si desde la admiración o la crítica- y por carácter transitivo seguimos esclavos de la prole peronista que nos viene gobernando y que quizá nos gobernará en el futuro. Así como no nos entendemos con el mundo, tampoco buscamos, o no encontramos, o no merecemos una alternativa exitosa en sintonía con el mundo y optamos por el pasado. Por eso, no insistas, Lilita. Lo nuestro es el truco, el juego del engaño.
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