El keynesianismo frente a la recesión puede ser bueno en países sin problemas inflacionarios, pues esta última es el problema Nro. 1 de la política monetaria.
En Argentina cualquier intento de atacar esta recesión con keynesianismo provocará mayor inflación de precios internos y, por ende, el dolar será la única mercadería barata en términos relativos (más de lo que lo es ahora) y los tenedores de la moneda inyectada al mercado para reactivar, la usarán para comprar dólares.
El BCRA si no quiere entregar dólares baratos tendrá que devaluar la moneda frente al dólar para que la gente no la perciba como barata sino como cara y entonces elija consumir bienes y servicios, con lo que provocaría más inflación.
Pero además, al instante siguiente de la devaluación los precios de los bienes y servicios aumentarán tratando de seguir el aumento de la divisa desatándose un proceso inflacionario mayor conocido como espiral, que es seguido por aumento de salarios, de tasa de interés etc. etc.
Historia conocida por aquellos que tienen memoria (y no ocultan la verdad).
Se busca alguien que quiera figurar como ministro de economía. Gente con apellido Rodrigo abstenerse.
Jorge Oviedo en La Nación de hoy se refiere así al tema de la eliminación de la tablita de Machinea:
Curiosamente, la eliminación se anuncia cuando el país comienza a sufrir una súbita desaceleración por los problemas inflacionarios internos y por la restricción al ingreso de divisas por la caída de la demanda y de los precios internacionales de los bienes exportables. Las medidas que buscan reactivar la demanda interna tratan de inyectar pesos en una economía en la que se requieren más dólares y frenar el aumento de los precios.
Hasta ahora, la única política para lograr entrada de divisas es un blanqueo que pareciera evidenciar la temeraria decisión oficial de que es preferible correr el riesgo de caer en manos del narcolavado antes que tener que recurrir a la asistencia del FMI.