Pero los que regulan deben tener por lo menos dos dedos de frente, si vienen con ideologìas caducas, se termina destrozando todo. El fracaso se demuestra andando.
Luego de 12 años de kirchnerismo, la mesa de los argentinos no es ni barata ni saludable
Un estudio refleja que la política económica encareció los alimentos, y además, hizo perder millones por exportación; la dieta local no es equilibrada
Carlos Manzoni
LA NACION
Luego de años en los que el Gobierno proclamó que intentaba cuidar la mesa de los argentinos, mediante, entre otras cosas, el control de las exportaciones, el resultado obtenido ha sido tan rotundo como alarmante: la alimentación de los habitantes de este país no es ni barata ni saludable. Basta sólo un par de datos para ratificar el veredicto: en la tierra del que alguna vez fue granero del mundo se come el pan más caro de la región, al tiempo que el complejo agropecuario dejó de exportar en la última década por un valor de US$ 150.000 millones. ¿Puede haber algo peor? Sí, saber que estas malas noticias se produjeron durante el período en el que las commodities alimentarias tuvieron los mejores precios de la historia.
"El objetivo fue mal puesto. Además falló la estrategia para cumplir ese objetivo, porque se redujo el número de ganado y la superficie sembrada de trigo, lo que llevó a aumento de precio de la carne y del pan, entre otras cosas -comenta Vilella-. Y para colmo se perjudicaron las exportaciones. Todo esto en un contexto donde la Argentina tuvo las mejores posibilidades para poder crecer en los últimos años."
Según se detalla en el trabajo mencionado, las estrategias del Gobierno a fin de garantizar "la mesa de los argentinos" han estado orientadas a limitar la exportación de productos agrícolas, a través de ROE (certificados de exportación) y retenciones, trabas burocráticas y políticas de controles de precios (como precios cuidados). "Estas políticas no parecen haber sido efectivas en torno de su impacto real sobre los precios al consumidor, en tanto los precios de los alimentos se incrementaron a una velocidad mayor que el nivel general", se destaca.
Feeney dice que lo que se hizo es erróneo. Es más, agrega, ha sido un desastre en aprovechamiento de mercados de materias primas. "Ha llevado al monocultivo, no se mejoraron los costos en términos de infraestructura para que los gastos logísticos sean más bajos y se ha estropeado a las economías regionales", opina el investigador.
La estrategia gubernamental falló por partida doble: a) porque los precios siguieron en alza y b) porque se desincentivó la oferta de materias primas. En el primer caso, el efecto se puede ver en el pan. Según detalla Feeney, el pan de molde que se vende aquí es, en promedio, un 100% más caro que el de México, Colombia, Chile y Brasil. Además, desde 2001 hasta ahora, los precios generales subieron 1000%, mientras que los de los alimentos, 2200%. En el segundo caso, el impacto es también evidente: la superficie cultivada de trigo es hoy la mitad que la de hace 10 años y el tradicional novillo argentino está a punto de "extinguirse".
Debido a las distorsiones de precios y desincentivos introducidos por las restricciones a las exportaciones, la Argentina ha perdido la posibilidad de exportar unos US$ 15.000 millones anuales y de producir unos US$ 25.000 millones cada año en la última década. Esto impacta en la competitividad de los sectores que han sido hasta ahora los más competitivos de la economía argentina. "Es importante rever este esquema ya que impide al país aprovechar la oportunidad de la creciente demanda mundial de alimentos que se presenta en el horizonte", se sugiere en el trabajo.
Galaico escribió:para que exista mercado debe haber antes regulación  
