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El crecimiento del PBI y el falseamiento la inflación
12 Enero 2009 | Por duralex | Claves: crecimiento, estadísticas, indec | # Enlace permanente
Si alguien observase la serie histórica de temperatura de Asunción (Paraguay) descubriría que esa ciudad ha sido gravemente afectada por el cambio climático. Entre las décadas del 70-80 y la actualidad, la temperatura en verano ha subido más de diez grados.
Sin embargo, ello no se debe al calentamiento global. Las cifras de la ciudad argentina de Clorinda, a pocos centenares de metros al otro lado del Río Paraguay, no registran ese cambio.
Lo que ocurre es que en las décadas anteriores el dictador Alfredo Stroessner hacía bajar sistemáticamente los informes de temperatura máxima en Asunción y otros puntos del Paraguay, para no desalentar el turismo. Del lado argentino hacía 37° pero al otro lado del río, en Paraguay, hacía sólo 25°.
Algo así está pasando en la Argentina con la intervención del INDEC. No sólo se ha reducido groseramente la inflación, sino que esa maniobra ha repercutido sobre otras cifras del INDEC, como las estimaciones de la pobreza y el cálculo del producto bruto interno.
En efecto, el crecimiento del PBI informado trimestralmente por el INDEC está sistemáticamente exagerado por el uso de una inflación subestimada.
Una parte de los rubros del PBI se estiman a partir de datos a precios corrientes (por ejemplo ventas de los comercios, gastos del gobierno, recaudación de impuestos, valor de la producción de muchas industrias, y precios de muchos servicios como los seguros, alquileres de locales y viviendas, comisiones e intereses en los bancos, y muchos rubros más). Para calcular la tasa de crecimiento del PBI de esos sectores, el aumento de esos valores corrientes se deflacta con un índice de precios.
Generalmente no hay un índice de precios específico para cada sector, así que en la mayor parte de los casos el índice utilizado es el Indice de Precios al Consumidor, sea en su Nivel General o en alguno de sus capítulos (servicios, comercio, compras en supermercados, lo que sea).
Naturalmente, si el valor nominal de un sector aumentó un 20%, y se le quita una inflación del 8%, ese sector parece que creció un 12%, pero si se le quitara una inflación del 23% resultaría que cayó -3%. (El cálculo exacto no se hace restando tasas, sino dividiendo 1.20/1.08 o bien 1.20/1.23, pero el resultado es parecido).
Hay otros sectores, como la agricultura o las industrias más grandes (automotrices, acero, aceiteras, cemento, construcción, etc) donde la producción se mide directamente en términos reales, a través de indicadores físicos. En esos casos ese problema no se presenta.
No obstante, al menos en 2007 y principios de 2008, y probablemente todavía hoy, el INDEC metía mano en forma directa en los datos de algunos de esos sectores para exagerar el aumento de producción. Por ejemplo, en el sector turismo se dejó de realizar la encuesta periódica que se hacía hasta 2006 y se hacen estimaciones a ojo, tanto de precio como de volumen. También se modificaron algunos indicadores sobre uso de servicios públicos con el mismo sentido (por ejemplo se empezó a contabilizar una estimación del número de pasajeros “colados” en los trenes como parte del “producto bruto” del servicio de transporte ferroviario, aun cuando no pagan pasaje, y aun cuando anteriormente no se los contabilizaba).
La formación académica de muchos economistas los lleva a aplicar econometría y estadística a las series económicas gubernamentales, pero no los entrena en el análisis metodológico detallado de esas cifras. No están habituados a hacerlo, y en muchos casos no conocen métodos adecuados para hacerlo. Muchos analistas económicos, así, no toman en cuenta la calidad de las estadísticas oficiales, sino que las toman como un dato y trabajan sobre ellas. Pueden usar su propia estimación de la inflación “verdadera”, pero no se les ocurre que esa corrección tiene implicaciones sobre otros datos estadísticos como el PBI. Cuando dicen que el PBI va a crecer 3% o 6%, significa que han puesto como insumo en sus modelos las cifras oficiales de PBI en períodos pasados, las que venían creciendo al 7% o al 8%, han corrido el modelo con las cifras esperadas para 2009, y les resulta un determinado crecimiento del PBI para el próximo año (pongamos 4-5%), pero ese es el crecimiento que se espera en las cifras del PBI del INDEC, cuyo crecimiento ya viene exagerado por los trucos de Moreno y sus secuaces. El “verdadero” PBI no figuró nunca en el modelo, ni como insumo ni como resultado.
En realidad, ya en 2007 el PBI creció bastante menos de lo que oficialmente se anunció (8.7%). ¿Cuánto menos? No se sabe con exactitud, pero probablemente fue alrededor de 6% dado el peso proporcional de los sectores deflactados con IPC y lo que se sabe de otras maniobras fraudulentas ejecutadas ese año. En 2008 la economía se desaceleró visiblemente. Aun no hay datos del INDEC referidos al año completo (saldrán en febrero o marzo), pero si se desaceleró a partir del 6% de 2007, posiblemente el crecimiento de 2008 no haya pasado de 4-5%. Dado que la desaceleración ocurrió en la segunda mitad del año y sobre todo en los últimos meses, es posible que en el último trimestre el PBI haya estado cayendo, quizá fuertemente (a partir de las cifras de recaudación fiscal, Roberto Cachanovsky estima gruesamente una caída del 5% en diciembre, pero son estimaciones no sólo gruesas sino muy provisionales y referidas a un solo mes: habrá que esperar a tener datos más completos).
En 2009 no sabemos aún qué pasará. Es posible que el crecimiento del año (promedio contra promedio) esté levemente encima de cero, o levemente debajo. Seguramente no será una catástrofe, pero tampoco un milagro de prosperidad. Si a un economista su modelo preferido le arroja +2% y a otro le arroja -2%, ambos resultados están dentro de los márgenes tolerables de variación, sobre todo en economías volátiles e imprevisibles como la Argentina. En una economía volátil las predicciones tienen márgenes de error muy amplios.
La volatilidad responde a dos factores: primero, el gobierno es volátil y puede cambiar las reglas de juego en cualquier momento; segundo, el país es periférico y con una historia de inestabilidad y default, y por ello puede tener una corrida bancaria o una fuga de capitales en cualquier momento. Estos dos factores son mucho menos potentes en los países vecinos, y están ausentes en las economías desarrolladas, por lo cual las predicciones que se pueden hacer allí son mucho más seguras. En el caso argentino más cautamente se puede decir que 2009 será un año recesivo, con crecimiento escaso, nulo o negativo. Dado que entretanto la población sigue creciendo (1.2% anual) ello implicará probablemente un estancamiento o descenso del PBI per capita.
Esto es compatible con un PBI oficial que siga creciendo al 3 o al 4%, o incluso más si Moreno recibe las instrucciones necesarias, porque ya sabemos que las cifras oficiales de PBI vienen sistemáticamente infladas debido al falseamiento de la inflación (y otras maniobras non sanctas perpetradas en el INDEC). Pero ese crecimiento oficial del PBI será tan creíble como la inflación de Moreno o la fresca temperatura de Asunción del Paraguay en tiempos de Stroessner.
A mi me parece muy interesante la explicación que da el tal duralex (y en este caso poco importa la ideología del tal duralex sino si lo que dice parece tener asidero o no) sobre lo que cualquiera con sentido común (parece que no es el común de los sentidos en algunos casos
) puede intuir que pasó, y que todavía pasa, desde que el gobierno pensó que manipular las estadísticas era una buena idea.