Domingo, 23 de octubre de 2016
ENFOQUE
Con la empatía no alcanza
Por Claudio Scaletta
...El hijo de Franco Macri parece reprocharles en serio a sus colegas la falta de “voluntad inversora”. Les reclama conciencia y les advierte que el régimen está en peligro si no se gana en 2017. Para ello la economía debe crecer, pero antes tienen que invertir. Tras escuchar que son lo más grande que hay, los mejores de la sociedad y, en consecuencia, tienen una responsabilidad mayor, los empresarios responden que para enterrar activos necesitan primero la certeza sobre la continuidad más allá de 2017.
Mientras tanto, las mayores ganancias quedan a buen resguardo gracias a las tasas que fija el BCRA. Es la fábula del huevo y la gallina que desespera al diputado Federico Pinedo, quien días atrás soltó que los empresarios no invierten porque “se hacen los langas”. Frente a tantos devaneos vale recordar una vez más lo que decía Adam. Smith: la inversión no depende de las benevolencia de los empresarios, sino de las posibilidades ciertas de beneficios, lo que generalmente ocurre, decía J. M. Keynes, cuando se espera que exista demanda de largo plazo para los productos. Dicho de otra manera: decididamente
los hombres de negocios no invierten si en sus plantas existe capacidad instalada ociosa o se acumulan stocks. Por eso, continuaba Smith, no hay que dirigirse “a su humanidad sino a su propio interés”, no hay que hablarles “de nuestras necesidades, sino de sus ventajas”.
Y la mejor manera de hacerlo es con demanda pujante, la que, como demostró Henry Ford, requiere poner plata en los bolsillos de los trabajadores. Aunque más no sea para ganar las elecciones.
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