Andà a quejarte a Calafate:Entre 2003 y 2013, con los precios del crudo más altos desde 1979, y a pesar de que el país alcanzaba por primera vez en cuatro décadas superávit fiscal financiero, la producción de gas cayó 18%, y la de petróleo, 25%
DÉFICIT ENERGÉTICO
Energía argentina: historia de una crisis cantada. Menos Subsidios en las Tarifas de servicios
Los expertos que acompañaron a Néstor Kirchner sabían que sin una adecuación tarifaria se iba a un desastre energético; el entonces presidente nunca les hizo caso; razones políticas e ideológicas -además de sospechas- explican el insólito derrotero hacia el colapso
26-11-2014
Energía: historia entre bastidores de una crisis cantada
La Nación
El secretario de Energía retrocedía. Era julio de 2004 y, bajo un sol que partía en dos el patio del Hilton de la isla Margarita, en Venezuela, Daniel Cameron miraba el suelo, daba pequeños pasos hacia atrás y titubeaba ante una pregunta de LA NACION. No parecía convencido: Néstor Kirchner llevaba un año en el poder y Cameron, un ingeniero que venía de Santa Cruz, esperaba que su plan energético, un compendio de medidas que había mostrado durante la campaña de 2002 y que proponía normalizar el sector, empezara a cumplirse.
El clima de esa reunión bilateral no ayudaba. El Hilton, un complejo de 89.000 metros cuadrados con casino y embarcadero que Chávez expropiaría cinco años después, era una explosión de populismo bolivariano. ¿Quién podía hablar de ajuste? Pero Cameron estaba ahí, de traje negro y transpirando, delante de un cronista que le preguntaba justamente por eso: si el Gobierno iba a subir las tarifas de un sector golpeado por la pesificación y la devaluación. "Mire -dijo por fin-. Soy el principal interesado en corregir el tema tarifario: si mañana se apaga la luz, al primero que le van a cortar la cabeza es a mí."
Pero esos precios nunca se corrigieron lo suficiente. El gas residencial, por ejemplo, subió desde entonces 160%; los costos, 600%. La crisis fue, así, el resultado cantado. Cameron dejó el cargo sólo este año, pero por razones ajenas a la energía: el 1° de julio, Axel Kicillof siguió avanzando en la administración y ubicó allí a Mariana Matranga.
Repasar la gestión del ex secretario es ver las contradicciones de un hombre que quedará en la historia por respaldar públicamente medidas exactamente opuestas a las que pregonaba en la intimidad. Esa fidelidad política lo convirtió en protagonista de una de las administraciones más irracionales que ha tenido el país si se contrastan recursos recibidos versus decisiones tomadas. Para decirlo en números: entre 2003 y 2013, con los precios del crudo más altos desde 1979, y a pesar de que el país alcanzaba por primera vez en cuatro décadas superávit fiscal financiero, la producción de gas cayó 18%, y la de petróleo, 25%. Volvieron los apagones: según Edenor, única distribuidora que publica estadísticas al respecto, los cortes en los hogares, que en 2004 duraban 4,3 horas en promedio por KVA instalado, se quintuplicaron a 19,5 el año pasado. Y la frecuencia anual de interrupciones, que era de 2,6 veces en 2004, pasó a 8.
Néstor Kirchner sabía que sin una adecuación tarifaria se iba a un desastre energético, pero nunca les hizo caso a sus asesores.
La Argentina tuvo entonces que importar energía y perdió el autoabastecimiento, condición que había conseguido sólo en tres momentos de su historia. Y esa factura de 12.000 millones de dólares anuales -la mitad de las inversiones que se necesitan por año para solucionar esta crisis- derivó en el cepo cambiario.
Entre 2003 y 2013, con los precios del crudo más altos desde 1979, y a pesar de que el país alcanzaba por primera vez en cuatro décadas superávit fiscal financiero, la producción de gas cayó 18%, y la de petróleo, 25%
Barrio Parque, uno de los enclaves más caros de la ciudad, paga todavía por el gas tres veces menos que los usuarios de garrafas de la villa Carlos Gardel. Las razones de semejante atentado a la distribución del ingreso quedarán para los analistas. Los hombres de negocios lo atribuyen a un obsesión por privilegiar el consumo de la clase media, eje que determinó el "modelo". Es decir, un doble juego de Néstor Kirchner: miedo a pagar costos políticos con ajustes tarifarios y, al mismo tiempo, que esos recursos fueran al bolsillo de gente que vive en los centros urbanos de mayor visibilidad.
En 2006, meses después de dejar el Palacio de Hacienda, Roberto Lavagna deslizó entre ejecutivos que el Gobierno estaba afixiando a las empresas del sector como parte de una estrategia para obligarlas a vender sus acciones. Peores intenciones acaba de insinuar YPF cuando consignó, en un comunicado, sospechas sobre la transparencia de las operaciones de importación de gas por barco. Enrique Devoto, ex secretario de Energía, prefiere suponer que fue la ideología, no la codicia, la que metió la cola. "Al principio, la música de la época era: «Las privatizadas se la llevaron con pala y ahora tienen que ponerla». Después, Kirchner se empecinó. Primero fue ideología y después, tozudez."
Ausente Kirchner, lo único constatable ahora es que el ex presidente impuso esa lógica incluso entre técnicos formados en el mundo petrolero, donde la física le pone límites a cualquier ensoñación. Es probable que la historia olvide entonces fácilmente a esa tropa calificada que, aun sabiendo cómo eran las cosas, bajaba la cabeza y aceptaba todo.
"¿Para qué vas a ir al Senado, si sabés que los aumentos son una locura? Vos mismo dijiste que eran ilegales", le dijeron a Cameron en agosto de 2009. El Gobierno entero era esa mañana un hervidero: la quita de subsidios había provocado alzas domiciliarias de hasta siete veces, quejas de usuarios y presentaciones en la Justicia. Los canales de TV casi no hablaban de otra cosa. "Voy por lealtad", contestó Cameron y, acto seguido, llegó con Roberto Baratta, subsecretario del ministerio, a la Comisión de Energía del Congreso a defender la medida. En realidad, todo el kirchnerismo parecía convencido ese día. "Es un tema definido", se plantó Aníbal Fernández , jefe de Gabinete. Miguel Pichetto llegó a calificar la decisión de "criteriosa".
No era la primera vez que Cameron ponía la cara por algo que no compartía. El 28 de julio de 2007, en su despacho, durante una discusión por el agua de los embalses, casi había llegado a las trompadas con Guillermo Moreno , secretario de Comercio, en quien Kirchner había delegado el manejo de cortes de luz rotativos a empresas. Cameron nunca hizo pública esa diferencia y cumplió lo que exigía Moreno.
De ahí que tampoco le costara volver a ofrendar sus convicciones por los subsidios. Una vez que llegó al Senado, lo notificaron de una contraorden: el matrimonio Kirchner había decidido revocar la suba. Cameron no volvió a hablar del tema. Sí lo tuvo que hacer Julio De Vido , que venía repitiendo que el aumento se limitaba sólo a "esos que usan el gas para calefaccionar sus piletas". El ministro convocó entonces a la prensa para explicar la marcha atrás. Cuando se enteraron, en las empresas cundió el desconcierto. ¿No habría entonces quita de subsidios? Un ejecutivo llamó a Luis Barletta, vicepresidente del Ente Nacional Regulador de Electricidad. "Está hablando De Vido por televisión, vamos a ver si lo explica", lo atajó. Delante de las cámaras, De Vido parecía cansado. Admitió que había trabajado hasta las 4 de la mañana en la corrección y culpó del malentendido a las distribuidoras. "Vimos la enorme cantidad de reclamos que se produjeron en función de una mala evaluación del mercado eléctrico por las concesionarias", dijo, y anunció que los subsidios seguían.
La gestión fue siempre así, prueba y error. En los primeros años, los técnicos del área pensaron que lo único objetable eran los tiempos: se sabía cuál era el camino hacia la racionalidad y las únicas divergencias consistían en si se iba o no demasiado lento. Un memo que Charles Massano y Marcelo Nachón, asesores de la Subsecretaría de Combustibles, le habían enviado el 16 de enero de 2004 a Cristian Folgar, jefe de la dependencia, ya advertía problemas. La nota recordaba experiencias internacionales cada vez que "el precio que percibe el productor de gas no permite cubrir las inversiones en reposición y movilización de reservas como consecuencia de las regulaciones". Citaba el trabajo "Políticas regulatorias alternativas para abordar la escasez de gas natural", que Paul W. Mac Avoy y Robert S. Pindyck habían publicado en The Bell Journal en 1993. "Los autores analizan cómo los precios techo del gas en boca de pozo, establecidos por la Federal Power Comission, predecesora de la actual Federal Energy Regulatory Comission, en niveles inferiores a los de los precios de equilibrio que vacían el mercado condujeron a un sustancial déficit de gas natural a partir del invierno de 1970, en 1971 y 1972."
el_intrepido escribió:
Mauricio Macri espera un verano duro: mandó a reparar los grupos electrógenos de Casa Rosada
http://www.lanacion.com.ar/1941581-maur ... asa-rosada
Empecemos a acopiar velas muchachos.
